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Opacada por el pase a la final de la Selección en el Mundial, la semana más agitada para el juicio del siglo termina hoy sin certeza alguna sobre cuál será su desenlace el 30 de julio, cuando venza el plazo de gracia para el pago del bono Discount. Aunque Wall Street es un mar de rumores sobre alquimias consensuadas para que el Estado pague cash a los buitres y logre burlar la cláusula RUFO que pondría en peligro los canjes de 2005 y 2010, los funcionarios del área insisten en que no hay tratativas con ellos ni las habrá hasta que Griesa no reponga la orden de no innovar que frenaba los embargos.
Como si no fuera suficiente con Paul Singer y con la amenazante escuadra alemana que espera el domingo en el Maracaná, en los últimos días entraron en escena los primos de los buitres que consiguieron el fallo de Griesa: un grupo de abogados que pretende organizar a más tenedores de bonos sin canjear para reclamar a la Justicia el mismo tratamiento que les concedió a aquéllos. Los Me Too, como se los bautizó con practicidad estadounidense en los tribunales de Manhattan, están de momento en la nebulosa y nadie sabe si podrían exigir los u$s 15.000 millones que calcula Economía o la mitad, como estiman acá los financistas. El abogado que los convocó a una reunión el lunes por primera vez, Timothy De Sieno, del estudio Bingham & McCutchen, es considerado en la Gran Manzana como un profesional desprovisto de escrúpulo alguno.
El bufete que quiere patrocinar a los Me Too está sobre Park Avenue como el de Daniel Pollack, el mediador que designó Griesa. A ese piso 27 volverán a subir hoy Pablo López y Federico Thea, los tímidos secretarios de Finanzas y Legales del Palacio de Hacienda, junto a los abogados que representan a la Argentina ante Griesa, no muy distintos que De Sieno ni que los de NML. Extenuados por un vuelo de Aerolíneas que demoró 18 horas en salir de Ezeiza y que los llevó en clase turista, López y Thea también escoltaron a Kicillof en su visita del lunes a Pollack.
En la reunión de hoy no habrá oferta alguna. El ministro nunca planeó volver a Nueva York hoy, como publicaron el martes algunos medios. En privado, Kicillof acusó por ese trascendido a “buitres internos” del propio gobierno.
Brazo armado
Como el Sinn Féin para el IRA y, o Batasuna para la ETA, la American Task Force Argentina (ATFA) funciona como una suerte de brazo político de los buitres de Elliot y NML. La sede del fondo que administra Paul Singer, por ejemplo, está a una cuadra del Central Park y no tiene señalización alguna. Su dirección está bien oculta en internet, para evitar quejas de potenciales víctimas. La ATFA, en cambio, no se esconde y publica solicitadas como la de ayer en Clarín y La Nación. Sólo en lobby, sin incluir solicitadas, avisos ni GoogleAds, lleva gastados más de 3 millones de dólares desde su creación en 2007.
Los dos lobbistas que visitaron ayer Buenos Aires, Robert Shapiro y Nancy Soderberg, son de raíz demócrata y trabajaron cerca de Bill Clinton. Según dijo a BAE Negocios Mark Weisbrot, del Center of Economic Policy Research (CEPR) con sede en Washington, a ellos se debió el vuelco de Estados Unidos en el directorio del FMI que hizo que el organismo multilateral no se pronunciara formalmente como amicus de la Argentina en el juicio del siglo, un hito que a la postre resultó clave en que la Corte Suprema no tomara el caso. Aunque su relación con ATFA data de cuando fue creada, en 2007, Soderberg se cuida de mencionarla en su página www.nancysoderberg.org, donde despliega su currículum con lujo de detalles.
En el Gobierno, aunque desmienten los acuerdos que el mercado ya da casi por hechos, son más optimistas que hace una semana respecto de que el 30 de julio no habrá cesación de pagos sino alguna clase de tregua. “A los buitres tampoco les conviene un default, porque si el Gobierno paga ese costo ahora, no tendrá incentivos para retomar la negociación en enero”, comentó a este diario en su boutique financiera de un piso 41 el financista Carlos Abadi, uno de los muchos argentinos que trabaja acá desde los años 90.
JP Morgan y Putin
El apetito por comprar bonos argentinos es tal en Wall Street que el mercado proyecta sus deseos a los precios, incluso pese a la incertidumbre. No por nada JP Morgan le compró a Repsol los Bonar 24 que el Gobierno le había entregado por u$s 5.000 millones, y que luego colocó sin problemas. “Jamás en la vida JP Morgan le había prestado a un gobierno 5 billions juntos. Y lo que nadie notó es que Morgan hizo exactamente eso, porque comprar esos bonos con plata propia fue hacerse cargo de todo el riesgo aunque fuera por un rato”, comentó otro operador argentino que ya dice los números en inglés.
El apetito por Argentina no es sólo de Wall Street. El premier ruso Vladimir Putin se verá con Cristina Kirchner mañana pero organizó una misión de petroleros de su país para visitar el yacimiento de Vaca Muerta. Amante de la aventura, no descarta viajar él mismo. Seguro lo hará el jefe de la petrolera Gazprom, Alexey Millar, con su par de YPF Miguel Galuccio. Lo curioso es que Rusia, como gran productor de gas convencional, no figura hasta ahora entre los principales promotores del fracking. De todos modos, el interés está y se suma al de otras empresas estatales del país de Putin por invertir en represas y otras obras de infraestructura.
Con tantos comensales dispuestos a hincar el diente, es difícil pensar que todos vayan a dejar que se pudra el plato. Quizá por eso son tan optimistas por estos lares.