El combustible bajó a la mitad en cinco meses, pero las líneas aéreas no trasladan ese beneficio a los clientes. Alta ocupación y bajos costos. Suben las acciones de las aerolíneas en las bolsas.
La llamada tasa YQ está vivita y coleando en los tickets de avión. Es un “recargo por combustible” que las aerolíneas introdujeron en los boletos internacionales hace unos diez años, cuando el precio del petróleo iniciaba una carrera que lo llevaría hasta cerca de los 150 dólares. Por ese entonces, el “recargo” era presentado por las compañías como algo transitorio, producto de circunstancias extraordinarias que afectaban a su principal insumo.
Ahora el crudo está a menos de 50 dólares el barril, después de caer a menos de la mitad en seis meses, pero las tarifas no se mueven.
“Los clientes se preguntan. Quieren saber si los pasajes van a costar menos, ahora que el combustible bajó tanto”, comenta Pablo Aperio, gerente de TTS Viajes, una agencia que abastece al sector corporativo y a viajeros de placer.
Si se traslada la pregunta a las aerolíneas, la respuesta es no. Alegan varias razones, pero la principal, que las atraviesa a todas, es la demanda fuerte. Las compañías recortaron su oferta en los años de la recesión, para no volar con tantos asientos vacíos, y como resultado de esas políticas los aviones hoy están saliendo con alta ocupación en casi todas las regiones. Para este año IATA espera una ocupación de casi 80% en el mundo.
“Los precios de los tickets los determina el mercado, no los costos”, subrayaron ejecutivos de diversaslíneas aéreas durante una Conferencia de Economía de las Líneas Aéreas que acaba de realizarse en Dublín.
La práctica de muchas líneas aéreas de asegurarse con mucha anticipación su abastecimiento de combustible a determinado precio, para protegerse contra alzas, es una de las razones que invocan las aerolíneas para mantener sus estructuras tarifarias, explica Santiago García Rua, consultor del sector y editor del newsletter Aviación News .
Mediante el hedging , como se conoce a este mecanismo de coberturas, la mayoría de las líneas aéreas han quedado comprometidas con un precio de combustible más alto que el que ahora rige en el mercado spot.
Modificar esos acuerdos con las entidades financieras insume tiempo y costos.
Y a eso se suma la tradición de inestabilidad de los precios petroleros: el barril trepó hasta cerca de 150 dólares en 2008, luego se desplomó y luego volvió a aumentar, hasta iniciar en junio esta última fase de caída.
Aun con todas esas prevenciones, las grandes aerolíneas festejaron en la última semana cuando anticiparon sus resultados, superiores a lo esperado.
El combustible representa entre el 32% y el 40% de los costos aéreos, según la ruta y la máquina empleada. Y entre septiembre y enero ese costo bajó casi 60%. El ahorro llegaría a 20.000 millones para las mayores compañías estadounidenses este año, según las estimaciones.
Los inversores disfrutarán de esa mejora, aunque no los pasajeros. Las acciones de las aerolíneas subieron en Wall Street y en Europa en la última semana. American, la mayor aerolínea del mundo, anunció recompras de acciones.
En la Argentina, el gobierno autorizó poco antes de Navidad un ajuste tarifario para vuelos nacionales –el teercero de 2014– que en la práctica sumó un 14% a la mayor parte de los vuelos. Sin relación con costos de combustible, ese aumento obedeció, según el Ejecutivo, a la necesidad de “evitar situaciones distorsivas” en las redes de transporte y garantizar el funcionamiento de las empresas prestadoras.
“En nuestro país los aumentos no los dispone el mercado sino el gobierno y la oportunidad de aplicarlos suele relacionarse con las tarifas del transporte automotor”, comenta el consultor García Rúa. Observa que durante el año pasado, “cada autorización de suba siguió a un aumento de los pasajes terrestres y a la consiguiente presión” para que los precios se diferenciaran.
La caída de los precios petroleros moderará la inflación en los viajes corporativos, estimó en enero la GBTA, la asociación mundial que nuclea a los gerentes de viajes de las grandes empresas.
GBTA espera que a lo largo de este año las tarifas aéreas bajarán 0,9%.
No parece glorioso, pero es mejor que el alza de 2,6% que hasta ahora preveía la entidad. (Fuente: Clarín).