La moneda rusa se ha devaluado notablemente y el Banco Central de Moscú ya no quiere respaldarla. La dependencia rusa de las exportaciones de combustibles resulta más evidente que nunca.
La pesadilla de los rusos se ha vuelto realidad: el precio del petróleo ha caído en pocos meses en cerca de un 30 por ciento. Lo que a los automovilistas occidentales les parece una bendición constituye una amenaza para el bienestar de más de 145 millones de habitantes del tercer mayor productor de petróleo del mundo. El petróleo es la mayor fuente de ingresos del Estado ruso, y es mucho más relevante como lubricante para las inversiones y el consumo que el gas. Pero también este último se abarata, debido a que su precio está ligado al del petróleo en la mayoría de los contratos de exportación de Gazprom.
LA POLITICA DEL BANCO CENTRAL
El rublo se ha devaluado entre un 30 y un 40 por ciento con respecto al euro y el problema adquirió ribetes de pánico a fines de noviembre y comienzos de octubre. Ante la situación, el Banco Central ruso, que había gastado millonarias sumas para respaldar la moneda nacional, liberó el lunes (10 de noviembre) por completo su curso, pese a que planeaba hacerlo recién a fin de año.
Putin, en la cumbre de la APEC.
PUTIN EN LA CUMBRE DE LA APEC
El presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró en la cumbre del APEC, en China, que las últimas fluctuaciones especulativas en el mercado de divisas de su país no tenían “relación alguna con causas o factores económicos fundamentales”. Expertos piensan distinto y hacen notar la pérdida de impulso del crecimiento económico, que se inició ya en 2013 y que este año ha llevado a Rusia al borde de una recesión. A eso se suma una masiva fuga de capitales, el retroceso de las inversiones extranjeras y, por supuesto, la caída del precio del petróleo, que condujo a una reducción de los ingresos de divisas.
LAS CLAVES DE LA DEVALUACION
Al margen del precio del petróleo, los otros problemas son hechos en casa. “Los motivos fundamentales radican en que de facto no se han realizado reformas en los últimos 10 años. Hoy vemos los resultados de esa política”, señaló a DW Michail Kassjanov, primer ministro de Rusia entre 2000 y 2004, y hoy político de oposición. Menciona también dos motivos políticos para explicar la depreciación sufrida por el rublo este año: “La agresión rusa contra Ucrania” y las consiguientes sanciones occidentales.
El profesor Maxim Mironov, de la escuela de negocios IE Business School de Madrid, considera en cambio que la anexión de Crimea “y otros efectos de la política de Putin” solo han desempeñado un papel secundario en la devaluación del rublo. Lo determinante ha sido el precio del petróleo, según indicó en el periódico económico moscovita Vedomosti.
PERDIDA DE PODER ADQUISITIVO
Grande ha sido la pérdida del poder adquisitivo de la gente en un país que, según destaca Mironov, “exporta petróleo y otras materias primas e importa todo lo demás”. También Andrei Netchaiev, quien fuera ministro de economía del gobierno reformista ruso de comienzos de la década del 90, subraya en conversación con DW la gran dependencia de Rusia de las importaciones. “Según el segmento de mercado, las importaciones representan entre un 20 y un 100 por ciento”, indica. Por lo tanto, si el rublo pierde más del 25 por ciento de su valor frente al euro, todos los artículos provenientes de la Eurozona suben automáticamente más de un 25 por ciento.
[El rublo ha perdido más de un 30 por ciento de valor en unos meses.]
EL RUBLO PERDIO MAS DE UN 30% EN MESES
Para los consumidores rusos, de por sí golpeados por la inflación, la actual devaluación del rublo es un duro golpe. No así para el fisco. El ministro ruso de Hacienda, Anton Siluanov, sacó hace poco esta cuenta: la caída del precio del petróleo en un dólar provoca una reducción de ingresos del orden de 70 millones de rublos, mientras el alza del dólar en un rublo reporta entre 180 y 200 mil millones de rublos adicionales a las arcas fiscales.
Podría ocurrir entonces que, pese al retroceso de los precios del petróleo, Rusia cierre este año con un considerable superávit presupuestario nominal. Por el contrario, de seguro al gobierno y a las grandes empresas energéticas rusas les faltarán divisas. Exportadores occidentales, que cifraban grandes esperanzas en el mercado ruso, lo percibirán dolorosamente, porque no quieren que sus productos sean pagados con rublos, sino con dólares o euros.