Es factible, al considerar que Arabia Saudita puede bajar sus precios hasta US$20 el barril.
La época de fin de año es siempre propicia para hacer balance y para reflexionar sobre el que viene. Para un país como Colombia, en el que, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), más del 50% de la inversión extranjera y de las exportaciones se deben al petróleo, es imposible hacer este ejercicio sin analizar si la cotización actual del precio del crudo de US$60 ha llegado para quedarse.
Y es que las consecuencias sociales de que el petróleo se mantenga en el sexto piso durante 2015 son claras, pues si en efecto esto sucede, se confirmaría la tesis del más reciente informe del PNUD, titulado “Colombia frente a una destorcida en los precios del petróleo”, en el que su autor, Hernando José Gómez, exdirector del DNP, concluye que “una caída en el precio del petróleo aumentaría la tasa de desempleo en los años posteriores al choque con respecto al escenario base, retornando a tasas de desempleo de dos dígitos, hasta un máximo de 11,2% promedio para el año 2016. Esta cifra no se observaba en el país desde 2010”.
El informe agregó que “en términos de pobreza, esta aumentaría de 29% que se observa en la actualidad, hasta máximos de 34% en los siguientes dos años y retornaría lentamente a niveles de 31% en el año 2020. Es decir, se perderían seis años en la lucha contra la pobreza”.
Es por esto que es problemático para Colombia que los factores que llevaron a que el precio del petróleo perdiera más de 40% desde julio de 2014, puedan continuar en 2015.
Para empezar, China, que es el principal comprador de materias primas en el mundo, ha suavizado su ritmo de crecimiento, pues dejó de tener más del 10% que tenía antes de 2011, a registrar promedios del 7% en el último par de años, y de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), este país crecerá 7,1% en 2015.
Sin embargo, el factor que más influirá en el comportamiento de la cotización del crudo durante 2015 será que la guerra de precios entre Estados Unidos y Arabia Saudita podría continuar en el próximo año, pues el conflicto entre estos dos países determinará el futuro de la costosa industria del fracking, que es solo sostenible para una cotización del crudo superior a los US$70.
Es claro que “reducir la producción no beneficia a los productores de la OPEP, sea cual fuere el precio. Aunque baje a US$20, US$40, US$50 o US$60, no es pertinente” recortar la oferta, declaró Ali al Nuaimi, ministro de Petróleo de Arabia Saudita, en una entrevista al Middle East Economic Survey.
Además, ha dejado claro que piensa seguir bajando el precio con el fin de aumentar participación de mercado y que es necesario que los países por fuera de la OPEP, como Rusia, que produce más de 10,5 millones de barriles diarios, tienen que contribuir a la hora de elevar los precios. Lo cual advierte que la intransigencia de Arabia Saudita podría seguir manteniendo la tendencia bajista durante 2015.
Sin embargo, algunos podrían alegar que el país asiático no puede durar mucho con la guerra de precios, porque al igual que la mayoría de los países petroleros del mundo, esta potencia mundial hizo cuentas fiscales con una cotización de US$98. Sin embargo, teniendo en cuenta que su balance fiscal es cercano a 8,7%, queda claro que puede soportar choques eventuales en sus ingresos. Y eso sin considerar que es el tercer país con mayor cantidad de reservas internacionales, US$737 mil millones, que es equivalente a dos veces el PIB de Colombia en 2013.
La motivación de ganar esta guerra es clara, porque el exceso de oferta que ha producido la caída del precio del crudo es de 3 millones de barriles diarios y esta cifra es exactamente la cantidad en la que EE.UU. elevó su nivel de extracción diaria desde que comenzó a implementar el fracking.
Estados Unidos no tiene muchos incentivos para dejar de implementar el fracking en su territorio, pues según la revista The Economist, la mitad de su PIB se explica por petróleo y a raíz de esta práctica esta nación logró salir de la crisis de 2009, ya que se espera que su economía crezca 3% en 2014 y su tasa de desempleo llegó debajo de 6%.
Y esto tiene otro efecto con repercusiones globales, pues el fortalecimiento de la economía estadounidense le da cada vez más argumentos a la Reserva Federal (Fed) para que empiece a subir su tasa de interés.
Y a pesar de que no hay claridad sobre en qué momento de 2015 esto comenzará a pasar, el sondeo realizado por Bloomberg indica que la mayoría de los analistas esperan un primer incremento en la tasa de interés a mediados de 2015 (52% en el segundo trimestre y 29% en el tercero). (Fuente: El Espectador.com - Camilo Vega Barbosa).