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En un efecto dominó, anunciaron despidos masivos y recortes en sus planes de inversión para un 2015 en el que tanto consultores, organismos multilaterales y bancos pronostican que seguirá bajo el precio del barril.
El negocio petrolero está compuesto por varios actores. Las firmas de servicios para petroleras son unas pocas corporaciones multinacionales que se reparten el trabajo en los pozos. La merma en la actividad por la baja del barril les pegó de lleno y prácticamente todas anunciaron ajustes.
Schlumberger, la número uno y el último empleador de Miguel Galuccio, presidente de YPF, informó el recorte más importante: 9.000 despidos, el 7% de su plantel. Halliburton se desprenderá de 1.000 empleados en 2015, aunque aclaró que no será en Estados Unidos, donde está su sede central. Weatherford, la tercera en discordia, despedirá 8.000 personas, el 9% de su fuerza laboral.
Del lado de las petroleras propiamente dichas, la reducción de presupuestos ya está en marcha. Suncor Energy, la petrolera líder de Canadá, dio de baja a 1.000 contratados y bajó su plan de inversión en 800 millones de dólares luego de informar que en el balance de su último trimestre ganó un 81% menos. Chevron, la segunda petrolera del planeta entre las que cotizan en bolsa y socia de YPF en Vaca Muerta, informó que este año invertirá un 13% menos que en 2014 por la baja del precio del barril.
El freno en la actividad ya se siente. La cantidad de equipos petroleros en producción en Estados Unidos es de 1.456, a datos privados de la primera semana de febrero, 315 menos que hace un año.
El impacto de la caída del precio del petróleo no afecta sólo a Occidente. La petrolera estatal china CNOOC adelantó que bajará entre 26% y 35% sus inversiones y la presidente del banco central de Rusia, Elvira Nabiullina, proyectó que el país exportará 160.000 millones de dólares menos este año si el barril se mantiene en torno a los 45-50 dólares. "Es una cifra enorme. Considerando que las exportaciones rusas de petróleo rondan los 500.000 millones de dólares por año, imaginen el impacto en nuestra economía", le dijo a periodistas Nabiullina en Moscú.
En los campos petroleros argentinos, se escucha cada vez más seguido la palabra ajuste pero todavía no hay medidas en concreto. El país necesita más producción para gastar los 7.200 millones de dólares que el año pasado se llevaron las importaciones de energía.
Las empresas, sin embargo, con menos rentabilidad, exigieron y lograron ayuda oficial para sostener la producción. Con el respaldo de los ministerios de Economía, Trabajo y Planificación, se firmó un acuerdo de "paz social" entre petroleras y el sindicato para no despedir personal. Empresas y sindicatos abrieron negociaciones para adelantar jubilaciones, abrir retiros voluntarios o quitar algunos beneficios para mejorar la productividad por pozo.
En paralelo, el Estado subsidiará con tres dólares por barril de crudo a las empresas que produzcan por encima de su producción base y con dos dólares por barril a aquellas firmas que coloquen en el mercado local lo que antes exportaban.
En carpeta hay más despidos tanto en Estados Unidos como en Argentina. Pero en los dos países donde más se ha desarrollado el petróleo no convencional por medio de la técnica del fracking, apuestan al rebote de los precios del barril para no tomar más medidas antipáticas.