En contra del discurso oficial, el gobierno argentino alienta el drenaje de divisas hacia el exterior al mismo tiempo que crea pobreza. Es lo que suele suceder, en realidad, cuando se negocia de gobierno a gobierno: siempre gana el más fuerte, obviamente.
Los precios del crudo tocaron mínimos en años, solo desde mediados de julio pasado hasta hoy el WTI en Nueva York bajó casi 60% para ubicarse por debajo de los u$s 50/b. El pronóstico mayoritario de los analistas es que el precio del crudo seguirá cayendo, para Morgan Stanley el piso sería de u$s 43/b llegando a un promedio de u$s 70/b para 2015 y u$s 88/b para 2016, mientras que Barclays prevé un repunte recién a mediados de 2015, con el Brent que pasaría de u$s 67/b en el primer semestre a 78/b a fines de año.
Con un valor tan bajo, los países exportadores como Rusia y Venezuela tienen problemas serios, pero se beneficiarán los importadores como Asia, que puede ahorrar entre u$s 400.000 y 450.000 millones, y Europa unos u$s 180.000 millones.
Las 15 compañías más grandes del sector han visto caer en más de 25% su capitalización bursátil en seis meses, perdieron u$s 600.000 millones, y descartaron o congelaron inversiones por unos u$s 200.000 millones, 25% de lo previsto para nuevas iniciativas. La más afectada, Shell, vio bajar su capitalización bursátil unos u$s 100.000 millones pero, porcentualmente, la más perjudicada fue Petrobras que cayó más del 53%.
En cuanto a YPF, su ‘valor‘ descendió desde unos u$s 20.000 durante su máximo el año pasado a unos 15.000 hoy debido a sus proyecciones en Vaca Muerta. Es que el costo de producción, variable según la ubicación y composición de los yacimientos y otros factores, está en u$s 40/b para miembros de la OPEP y u$s 60/b para países no OPEP, siendo el mercado global competitivo a partir de un precio de u$s 70/b, pero Vaca Muerta necesita más de u$s 74/b para empezar y lograría desarrollo pleno a los u$s 110/b.
Existe una sobre oferta, pero la OPEP de momento decidió no reducir su producción, impidiendo un ajuste en los precios. De los 30 millones de barriles diarios que bombean los países pertenecientes a la organización –40% de la producción mundial– una tercera parte sale de los pozos de los saudíes quienes, aparentemente, quieren golpear a la competencia, en particular a la de EE.UU. que ha tenido un aumento de la producción de 50% desde 2008, sobre todo gracias al fracking. Obviamente se ha reducido el margen de rentabilidad de los shale plays –proyectos de fracking– estadounidenses, cuyo punto de equilibrio se encuentra, en algunos casos, por encima de los u$s 80-70/b.
Tres días antes del viaje de Cristina, YPF anunció un acuerdo con Sinopec, una de las grandes petroleras chinas, y firmó en Beijing un Memorando de Entendimiento, primer paso para un eventual pacto mayor.
La meta, dicen, es lograr una asociación estratégica para desarrollar proyectos de petróleo y gas no convencional en Vaca Muerta, pero también convencional en otras áreas. Sucede que, a pesar del derrumbe del precio del petróleo, por decisión del gobierno en la Argentina rige un sistema por el cual el barril cotiza a u$s 77/b la variedad ‘Medanito’ y 60/b la ‘Escalante‘: así cualquier petrolera como YPF resulta rentable, a costa de los argentinos que tienen que pagar este diferencial con el precio del mercado y, seguramente, implicará importantes ganancias para la casa matriz de Sinopec en Beijing.
La idea es armar un joint-venture, como sucedió con los acuerdos anteriores que YPF firmó con las estadounidenses Chevron y Dow y la Petronas, de Malasia. En todos estos casos fueron convenios para la explotación de petróleo y gas no convencional, en Vaca Muerta. En cambio, el de Sinopec también incluye desarrollos convencionales y será "integrado, cubriendo distintos segmentos de mercado, tanto del upstream (exploración y producción) como potencialmente del downstream (refinación y comercialización), capturando sinergias para maximizar su potencial en toda la cadena de valor", explicó YPF en su comunicado.