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MONTEVIDEO.- El ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, habló sobre su país, pero la platea que lo escuchaba con atención, interpretó que su mensaje es aplicable a otros casos de la región.
Partidos en el poder que aplican medidas populistas, que sienten que son "los únicos buenos" para gobernar para la gente, que quieren lograr "hegemonía política", y que por eso entienden que vale todo para mantenerse el poder, y para ello tejen una amplia red de clientelismo y corrupción. Corrupción no para robar para sí, sino para "financiar la hegemonía".
Cardoso expuso en el ciclo "Personalidades" del semanario "Búsqueda" que se había inaugurado en agosto con una conferencia del periodista Jorge Lanata sobre el panorama de Argentina.
Brasil tiene un crisis política de la que no será fácil salir; su estancamiento económico seguirá un tiempo largo como no pasa desde los años treinta; la presidenta Dilma Rousseff contribuiría a la recuperación poniendo su cargo a disposición, y Lula Da Silva no tiene vuelta al gobierno, porque "su popularidad se diluyó mucho por los escándalos" y porque fue tragado por "la vieja política" del "clientelismo". Esas duras conclusiones fueron expuestas por Cardoso.
Para el disertante, el Partido de los Trabajadores sintió un síndrome de la "hegemonía" que lo llevó a creerse que es el único que puede y debe gobernar ese país, y que por eso sintió la "inmunidad" de hacer lo que fuera para seguir en el poder. Y su pecado fue "financiar la hegemonía".
Para el ex presidente de 84 años, Lula y Dilma generaron admiración en el mundo por entender que ese país se encaminaba al desarrollo, pero la gestión de cierta bonanza estaba cimentada en impulso al consumo y en un mal uso del crédito. Pero además, en medio de cierta confusión sobre el rumbo, "con la economía en auge" muchos dirigentes "políticos" del oficialismo "pensaron que podrían hacer lo que más les gusta: no irse más del poder".
El veterano sociólogo recordó que "Brasil es presidencialista", pero dijo que a vece se olvidan que las soluciones legislativas llevan a que "se debe negociar con el Congreso" y a que haya "que hacer alianzas entre partidos".
Cardoso dijo que "Lula hizo alianzas con partidos pequeños" para lograr una red de apoyos legislativas y que "para cementarlas aplicó clientelismo".
Aseguró que "los niveles de corrupción en Petrobras son realmente increíbles" y que "Dilma trató de limpiar la corrupción pero no lo logró", porque "cambió jerarcas y vinieron otros del mismo tipo".
El ex presidente hizo una aclaración, porque reconoció que en el Estado "siempre hay corrupción", pero destacó que en este caso de Brasil "cambió el sistema"; porque fue diseñada "una organización para sacar plata del gobierno".
Sobre lo que puede pasar, Cardoso dijo que el problema es que Dilma ganó las elecciones hace menos de un año, que tenía 57% a favor y ahora cuenta con una popularidad de sólo 7%.
"Dilma está con poca capacidad de acción: ni su partido apoya su nueva política económica", añadió. Y en ese sentido dijo que una solución sería la de proponer un pacto político para lograr respaldo parlamentario y aplicar los correctivos necesarios, y que para que ese acuerdo partidario sea creíble, debiera anunciar que tras la votación de un paquete de medidas, renuncia al mando presidencial.
"Estamos en un impasse y los resultados no se ven muy claros, es una situación complicada. Con la crisis la gente se pone nerviosa e imagina formas de sacar al presidente, pero dentro de la Constitución", dijo Cardoso.
"Nunca estuve en el lugar de Dilma: yo perdí popularidad pero no credibilidad", agregó.
Y siguió su razonamiento: "¿Cómo puede Dilma ofrecer un pacto real sin credibilidad? Tiene que ofrecer el cargo para lograrlo. Es utópico, pero es lo que queda".
"Le pido a la presidenta Dilma un gesto de grandeza. Esto así no resiste mucho tiempo"
Dijo que la democracia está fortalecida, que "la Justicia hace su trabajo y por eso, ha destapado todo este escándalo de corrupción", y que la prensa de Brasil se maneja en libertad e informa todo lo que debe, y que si alguien quiere ocultar algo, ya no se puede tapar información porque circula por redes de Internet.
Por eso dijo que la salida a la crisis debe ser en el marco de la Constitución."Brasil ya no piensa en un general", la gente ni conoce los nombres de los generales, se conocen a los jueves, pero no a los mandos militares: "La Constitución está muy arraigada en la sociedad"
Para Cardoso, el problema ahora radica en la confianza. "El nivel de la crisis es tal, que ya no es el tema de un partido o un presidente: la gente no confía (.) Las tareas que se tienen que hacer requieren liderazgo; se precisan cambios, hay que hacer un nuevo pacto social, y a los que están hoy en la posición de hacerlo no se les creé mucho".
Consultado sobre la posibilidad de un regreso de Lula Da Silva, Cardoso fue contundente: "¿Vuelta de Lula? ¡Si Lula nunca se fue!".
Dijo que el también dos veces presidente nunca fue de izquierda ni de derecha; que era un obrero pragmático, y que a su entender, terminó "capturado por la forma tradicional de hacer política en Brasil: con clientelismo corporativo y favores", y que "su popularidad se diluyó mucho por los escándalos".
Fuente: Lanacion.com.ar