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Por estos días en Colombia se abrió el debate por los incrementos que ha tenido el precio de la energía eléctrica por causa del Fenómeno El Niño. Los empresarios fueron los primeros en evidenciar su preocupación, dado que por ahora no es probable una estabilidad en el precio. Aunque en el país esto todavía parece más una situación coyuntural, las estadísticas mundiales dejan ver una preocupación latente por lo que será el futuro energético en el mundo.
La Agencia Internacional de Energía calcula que aproximadamente una de cada cinco personas en todo el mundo no cuenta con acceso a servicios de electricidad modernos, y aproximadamente tres mil millones dependen de la biomasa tradicional para cocinar y calentarse, lo que tiene consecuencias adversas para la salud, el medio ambiente y el desarrollo económico.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los sistemas alimentarios actuales consumen el 30% de la energía disponible en todo el mundo, y generan más del 20% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Debido al crecimiento de la población y de la economía, en las próximas décadas habrá un aumento significativo y simultáneo en las necesidades de agua, energía y alimentos, que deberán cubrirse con una base de recursos naturales degradados y agotados.
Es por esto que asegurar el acceso a energías asequibles, fiables, sostenibles y modernas para todos se convirtió en uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dispuestos por las Naciones Unidas en la pasada cumbre que tuvo lugar en Nueva York.
Para David Díaz, economista y docente del IEEC de Uninorte, en la idea de desarrollo mundial sigue estando implícito el crecimiento económico, que es el paradigma que nos ha llevado a la crisis actual: un sistema ecológico degradado y sobrexplotado, y el sistema social en crisis, marcado por la pobreza y la desigualdad.
El interrogante a la hora de promover el desarrollo de los países sigue siendo el mismo: ¿cómo hacerlo sin deteriorar el medio ambiente? En particular, la energía renovable tiene potencial para hacer frente a los retos de la energía sostenible.
Latinoamérica ya ha logrado avances en esta materia, sobre todo en producción de energía verde, uno de los tópicos que se abordarán durante la Cátedra de Economía del Caribe de Uninorte el 14 y 15 octubre.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los países del Caribe tienen un considerable potencial de desarrollo con respecto a las fuentes de energía renovables, lo que ofrece una oportunidad considerable para ser más competitivos y al mismo tiempo reducir el impacto ambiental de la industria.
Los costes operativos de energía renovable son menores en comparación con los combustibles fósiles, y podrían reducir los precios globales de la energía en la región. Asimismo, evitar daños del cambio climático, de acuerdo con el BID, le ahorraría a América Latina 0,14 dólares por kWh, si se tienen en cuenta los altos costos financieros de las emisiones.
Fuente: elheraldo.co