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Sábado 2 Abril 18:36
Tutankamón: críticas y recelos de la comunidad científica
Teoría de Reeves sobre la existencia de cámaras ocultas en la tumba
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Fue Tutankamón, un faraón breve e intrascendente, quien llevó el espectáculo y las masas a la Egiptología. En noviembre de 1922 el hallazgo de su tumba intacta -con más de 5.000 "cosas maravillosas", como musitó su descubridor Howard Carter- llenó Luxor de forasteros. Una horda de periodistas y celebridades aterrizó en la antigua Tebas en busca de las alhajas del faraón niño. Desde entonces, la fascinación por Tutankamón ha convertido su recuerdo en un filón. Las réplicas de su máscara dorada y las hoy desvaídas postales con su rostro aún inundan los otrora bulliciosos bazares de Luxor.

Conscientes de su sex appeal, las autoridades egipcias se sumaron el pasado verano a la fascinante teoría sobre la existencia de cámaras ocultas en el enterramiento de Tutankamón que el británico Nicholas Reeves balbuceó en un breve ensayo.

"Es que Tutankamón es una de las personalidades más famosas del planeta", recono Terry Garcia, jefe de Ciencia y Exploración del National Geographic, mientras abandona el patio que antecede al enterramiento del monarca. "La expectación demuestra que al público le fascinan la exploración y los misterios. Hay un gran potencial", dice calculando cada palabra. Si Lord Carnarvon -el mecenas de Carter- logró recuperar su inversión vendiendo la exclusiva de los hallazgos al Times, hoy es el gigante estadounidense quien sufraga la aventura de Reeves a cambio de no peder de vista sus pasos. Dos expertos contratados por la National y otros dos técnicos egipcios concluyeron ayer el tercer escaneado de la tumba de Tutankamón, rodeado de una expectación desbocada que reconcilió al Valle de los Reyes -huérfano de multitudes desde las revueltas que hace cinco años desalojaron de palacio al octogenario Mubarak- con el séquito de periodistas.

Hace dos semanas el ministerio de Antigüedades egipcio anunció que el nuevo radar -capaz de determinar el grosor de los muros norte y oeste de la tumba de Tutankamón donde Reeves sugiere la presencia de sendas estancias- arrojaría resultados concluyentes. Pero, lejos de aportar una confirmación, la enésima prueba a la que se somete la oquedad ha suscitado los primeros titubeos públicos del régimen egipcio, que desde el pasado septiembre ha organizado incontables ruedas de prensa alimentando el suspense. "No estamos buscando cámaras ocultas. Perseguimos la realidad y la verdad. Tenemos hipótesis y estamos estudiándolas y solo después hablaremos de resultados concretos y tangibles", declaró ayer el nuevo titular de Antigüedades egipcio, Jaled el Anani, nombrado la pasada semana al abrigo de una remodelación ministerial.

Los resultados del tercer radar serán evaluados por tres equipos en Egipto y EEUU y otro escáner explorará a finales de este mes el exterior de la tumba para tratar de desentrañar el hipotético nuevo plano de la sepultura. Según El Anani, la tierra de los faraones celebrará el próximo 6 de mayo un congreso internacional en el Gran Museo Egipcio -una mole que se construye a un tiro de piedra de las pirámides de Giza- para analizar los datos obtenidos hasta ahora.Su predecesor en el cargo, el también egiptólogo Mamduh el Damati, había ganado fama en los últimos meses por su creciente entusiasmo hacia los trabajos de Reeves despachando en porcentajes la probable existencia de cámaras antes incluso de contar con resultados científicos. "No es cierto que haya cambiado la política en el ministerio. Yo siempre he insistido en que había que esperar a los datos", replicó ayer a El Damati, involucrado aún en el proyecto.

Con la economía arruinada por la agitación política y el turismo en caída libre tras el atentado contra el avión ruso en el Sinaí, el Gobierno egipcio parecía haberse encomendado a Tutankamón en un culebrón que ha despertado las críticas y recelos de la comunidad científica. Así lo manifiestan a este diario egiptólogos españoles como José Manuel Galán y Myriam Seco, curtidos por años de excavaciones en Luxor. «En ciencia no se trata de creer o no creer. No hay actos de fe sino datos objetivos y argumentos lógicos sólidos. Por ahora yo no veo claro ni una cosa ni otra», apunta Galán. «No se pueden programar los descubrimientos ni tenemos una cualidad especial para predecir el futuro», agrega Seco. Las críticas más duras contra el proyecto de Reeves, sin embargo, las ha pronunciado su colega egipcio Zahi Hawass, ex ministro de Antigüedades, en una entrevista: «Es una majadería. Cada semana convocan una rueda de prensa»."Hay que ir paso por paso pero, si te digo la verdad, me gustaría que hubiera algo detrás de esas paredes. Sería bueno para Egipto, Luxor y el turismo. Sería como si se hiciera realidad un sueño. Carter y su equipo conquistaron la eternidad y ahora nuestros nombres también entrarían en la Historia", murmura Mustafa al Waziri, máximo responsable del ministerio de Antigüedades en Luxor.

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