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Panamá-Las lluvias en la cordillera han favorecido a los embalses de las hidroeléctricas del país, entre ellas, Fortuna, la más grande con 300 megavatios (MW) de capacidad, ubicada en Gualaca, Chiriquí, según las mediciones meteorológicas de la Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (Etesa).
Aguas abajo también se han beneficiado las plantas de Estí, que tiene 120 MW de capacidad, y otras tres hidroeléctricas de pasada construidas en cadena que reutilizan el caudal turbinado por Fortuna.
Se trata del complejo hidroeléctrico Dos Mares, que opera Celsia, con capacidad para generar 118 MW, conformado por las centrales Gualaca (25.5 MW), Lorena (33 MW) y Prudencia (60 MW). En conjunto las cinco plantas hidroeléctricas tienen capacidad para generar más de 500 MW, una tercera parte de la demanda máxima del país, que asciende a mil 612 MW.
Estas plantas reciben agua del río Chiriquí, que nace en el volcán Barú y más abajo también se suman aportes de los ríos Papayal y Cochea. Igualmente, los embalses de otras hidroeléctricas como Changuinola, en Bocas del Toro; y Bayano, en Panamá, han ganado agua.
Este factor favorece la generación de energía limpia con hidroeléctricas, además de los aportes del parque eólico y la planta de paneles solares ubicada en Sarigua.
Actualmente, un 50% de la generación proviene de plantas renovables: 39.6% de hidroeléctricas, 11.4% del parque eólico y 0.5% de solar. El 50% restante se produce con búnker, diésel y carbón.
El plan del Gobierno es alcanzar hasta un 75% de generación con energías renovables en 2018, año en que debe entrar en operación la planta de generación a base de gas natural, que se prevé suplantará la producción de energía con búnker y diésel.
La noticia se conoce después de varios meses de sequía en casi todo el país, afectado por el fenómeno de El Niño, que afectó los cultivos agrícolas, pero que ha ido perdiendo fuerza.
“Tenemos suficiente agua”, responde Iván Barría, gerente de Etesa, tras ser consultado sobre la disponibilidad de energía para el país. Etesa organiza las licitaciones de compra de energía y opera la red eléctrica de transmisión.
Barría explica que el problema que enfrenta en estos momentos el sector es la gran cantidad de interrupciones que provocan los “arcos” que se producen en el cableado debido a la acumulación de hollín por las quemas de herbazales.
A estas partículas se suma el polvo que se levanta por la construcción de carreteras y que va a parar a los aisladores de las líneas de transmisión, factor que ocasiona fallas en el sistema.
“El personal de Operaciones y Mantenimiento se encuentra lavando y limpiando nuestras torres, pero no es suficiente, ni se dan abasto”, añadió Barría.
Se trata de 600 torres que sostienen la línea de transmisión y que tienen 3 mil 600 aisladores. Las cuadrillas de Etesa no son suficientes para mantener limpios estos aisladores, dijo Barría.
Hasta el momento las líneas de transmisión siguen transportando la energía de las diferentes generadoras desde el occidente y oriente del país, manteniendo la operación del Sistema Integrado Nacional, añadió Barría, pero pidió a la población que suspenda la mala práctica de hacer quemas de herbazales. El humo con sus contaminantes en suspensión perturba la respiración de las personas y animales, daña el medio ambiente y afecta las líneas de transmisión.