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Se realizaron en el marco de las jornadas por el Bicentenario en la UNCA
En esta segunda entrega, como ya adelantamos, daremos a conocer parte de lo que fue la conferencia Independencia y Minería, dictada por el Mgter. Daniel Delfino y el Lic. Marcos Quesada.
Independencia y minería
La conferencia versó, en primer término, sobre cómo el discurso oficial se basa supuestamente en la arqueología para fundamentar la expectativa de una provincia que direcciona o intenta direccionar su economía en la minería. Y para ello, dicen los conferencistas, los medios de comunicación reproducen de manera detonante este sentido. Citando fuentes de los diarios locales, donde se dice que “la Catamarca pujante del virreinato fue empobrecida por el modelo centrado en el puerto de Bs.As. Y hoy cuando el contexto internacional retribuye en niveles record nuestros productos, nuevas intromisiones quieren mantenernos en el atraso y en la pobreza.
Catamarca es minera por naturaleza, por historia, y por el convencimiento del pueblo”.
Cuentan además que en ese mismo día se reproduce un documento al cual suscriben varios intendentes, en donde destacaron el discurso de la gobernadora Corpacci en su aparición pública ante los medios nacionales para reafirmar: nos sentimos orgullosamente mineros. Continuando, plantean que el refuerzo del discurso respecto del desafío que se han propuesto los distintos gobiernos, independientemente del signo partidario desde principios de los 90 en adelante, refuerzan este imaginario. Por ejemplo se presenta el desarrollo minero con Muchaca. Un desarrollo que fue de principios del siglo XX, y que no ha logrado consolidar ventajas económicas.
Lo interesante acá, más allá del caso en particular, es como permanentemente se moviliza la historia en pos de generar el relato de la idea de una herencia minera para la provincia de Catamarca. Así también en un documento de Coria, la autora dice: “la actividad minera encuentra en Catamarca, uno de los escenarios más antiguos del contexto nacional, que se remonta a las culturas prehispánicas, encontrando allí las bases del renovado perfil minero industrial de las dos ultimas décadas”.
Siguiendo con la intervención, advierten que sin embargo, nos encontramos con una sorpresa cuando vamos a los especialistas del conocimiento que proviene del pasado, vía arqueología, vía etnohistoria, etc. Luis Gonzalez por ejemplo, arqueólogo especialista en temas mineros, hizo un cálculo métrico, que pone en peso, en los distintos momentos del desarrollo minero prehispánico, los objetos encontrados en los sitios arqueológicos en el periodo temprano, medio, tardío e inca, y la sorpresa es cuando los pesamos y los comparamos.
Por ejemplo para el período medio, más conocido como la cultura de La Aguada, resulta que todas las placas de cobre que fueron encontradas para esta época, no llegan a 2,5kg. Y si se pesan los objetos suntuarios, y algunas pinzas de cobre, tensores de arco, cinceles, etc., en el desarrollo regional en momentos de las culturas santamarianas, hualfin, belen, resulta que apenas superaban los 80kg, concluyen. Es decir que la minería prehispánica podía producir en términos metalíferos estos indicadores.
La minería y la metalurgia no ocuparían un papel principal en términos económicos en las sociedades prehispánicas, sino más bien con fines ideológicos, simbólicos y rituales.
En cambio, cuando contraponemos este imaginario con los datos que provienen de los desarrollos económicos prehispánicos de agricultura o ganadería, e incluso en otro tipo de artesanado, los volúmenes son inconmensurables en comparación.
También, en base a un estudio exhaustivo sobre la industria minera del siglo XIX en la región, en el complejo Capillitas y Aguas de Dionisio, que en la actualidad son sitios de la explotación de la megaminería, aportan a pensar el surgimiento de este desarrollo y sobre qué bases se realizaron.
Lo que los conferencistas intentan aportar desde la disciplina, es a la confrontación del discurso oficial que se basa en darle a la minería prehispánica un peso específico, cuando en realidad fue una actividad absolutamente periférica de la vida cotidiana de las sociedades que vivieron en el territorio catamarqueño. Por otro lado, advierten que con la misma lógica que el discurso oficial se ha construido, con la minería como factor identitario de la provincia, proyectando un pasado sobre este presente en términos mineros, entonces la Catamarca actual debería proyectar con igual fuerza, que la región es indígena, algo que en el discurso y en la práctica está totalmente negado e invisibilizado.
Fuente. http://laizquierdadiario.com/