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Fue una noche de terror para los jóvenes, que se dirigían a sus casas. Primero, los pararon policías federales para revisarlos y a Navarro le pegaron "una trompada", según relató el agredido. Al no encontrarles elementos acusatorios, los dejaron ir. Pero ahí comenzó el calvario.
A pocos metros, fueron interceptados por los tres móviles de Prefectura, con cuatro efectivos cada uno. Los hicieron ingresar a uno de los vehículos y los trasladaron a una garita ubicada en la esquina de Osvaldo Cruz e Iguazú. Allí, según denunciaron, los golpearon. Luego, les taparon la cabeza y los subieron a otro auto.
Los trasladaron a un descampado lindero al Riachuelo. "Cuando ya había unos 10 prefectos, uno dijo que nos iban a matar porque, total, nadie nos iba a reclamar", relataron los adolescentes a través de un posteo de "La Garganta...". Después llegaron las trompadas en la cara y palazos en las piernas.
"Nos obligaron a tirarnos al piso y hacer flexiones de brazos, hasta que uno le saltó sobre la espalda a Ezequiel y otro me preguntó dónde quería el tiro", continuó Navarro. Pero hubo más.
"Alterados, como sacados, nos esposaron a un caño y dispararon varios tiros al aire mientras nos quitaban las camperas que", manifestó. También les colocaron un cuchillo en el cuello y les sacaron las zapatillas y las cadenitas.
¿Podía pasar algo más? Uno de los prefectos colocó su arma en la nuca de Iván y lo obligó a rezar: "para que no te mate", le estampó. Ahí les soltaron las manos, los encañonaron y los hicieron huir a la carrera.
Ayer se presentaron en la Fiscalía de Pompeya para prestar declaración y, entre otros, los recibió el prefecto Leandro Adolfo Antúnez, uno de los torturadores.
La denuncia fue radicada y el fiscal Marcelo Munilla Lacasa pidió la detención de los agentes.
Fuente: http://www.infonews.com/