|
El consumo de carne vacuna registró una caída del 8,7 por ciento durante los primeros nueve meses del año. La reducción hasta 54,8 kilos anuales consumidos por los argentinos está explicada por la fuerte contracción en el poder adquisitivo del salario. Las cifras relevadas por la Cámara de la industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra) representan los niveles más bajos desde 2011, cuando el consumo anual por habitante se ubicó en 54,5 kilos entre enero y septiembre. La eliminación de las retenciones y la devaluación deterioraron el mercado interno por la aceleración inflacionaria pero no lograron los resultados prometidos en materia de comercio exterior. El aumento en las exportaciones fue de tan solo 11,9 por ciento.
El menor consumo de carne vacuna viene acompañado por un incremento en la producción de carne porcina, del orden del 8,7 por ciento. Con menores aumentos de precios, el consumo de cerdo marcó un record de 12,3 kilos por persona, un aumento del 10,5 por ciento interanual, que evidencia un incipiente proceso de sustitución de los vacunos. El buen desempeño del sector porcino, explicó la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales, responde a la inercia positiva generada por el fuerte proceso de inversiones en los últimos cinco años.
La contracción en el consumo de carne vacuna no es un fenómeno aislado sino que se extiende por toda la industria alimenticia. De acuerdo al último informe de la consultora Radar, el escenario recesivo “se agudiza cada vez más debido a la caída de las ventas al mercado interno y el fuerte aumento de sus costos. Al mismo tiempo, tanto los pequeños productores como las grandes industrias pierden participación en mercado ante el avance de los productos importados”. En términos agregados, en los primeros ocho meses del año las importaciones de carnes crecieron 66 por ciento, la carne aviar acumula un incremento de casi 700 por ciento y la porcina prácticamente duplicó el volumen importado.
A su vez, las ventas de comercios minoristas medidas en cantidades registraron una caída del 7,7 por ciento en septiembre frente al mismo mes del año pasado. Los datos publicados por la CAME representan el noveno mes consecutivo de baja en este indicador. El rubro de alimentos y bebidas cayó 3,1 por ciento, lo que representa el peor desempeño del año después de febrero (-3,8). De acuerdo al Cifra de la CTA, la devaluación, la quita de retenciones y la suba de las tarifas provocaron el nivel de inflación más significativo desde las hiperinflaciones de 1989-1990, lo que redundó en una contracción del poder adquisitivo del salario del orden del 7 por ciento en el año para los trabajadores registrados, una caída solo superada por las últimas dos grandes crisis de la economía argentina.
Los datos de Ciccra difundidos ayer muestran que el mes pasado la faena bovina volvió a ubicarse por debajo del millón de cabezas, disolviendo la mejora registrada en agosto. Con un total de 948 mil cabezas faenadas septiembre registró una caída del 11,1 por ciento respecto a igual período en 2015. En el acumulado del año, se faenaron 8,6 millones de cabezas de ganado vacuno, un 6,8 por ciento menos que en igual lapso del año anterior.
En paralelo con la caída el consumo y producción de carne vacuna, durante los primeros ocho meses del año se registró un incremento interanual del 8,7 por ciento en la producción de carne porcina y se alcanzó un consumo record de 12,3 kilos por persona, un aumento del 10,5 por ciento interanual. “La expansión del sector obedece a la inercia positiva que generó el fuerte proceso de inversiones en los últimos cinco años que, según estimaciones, llegaron a los 1000 millones de dólares, que permitieron abrir nuevos frigoríficos en los dos últimos años, por lo que se amplió la capacidad productiva en el país”, explicó la consultora IES. Los autores del estudio consideran que el “encarecimiento de otras carnes derivará en un mayor consumo de carne porcina”.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/