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A principios de este siglo el país producía un poco más de la mitad de barriles de petróleo que saca hoy, las reservas de crudo iban en caída libre, Ecopetrol era una empresa cien por ciento estatal y la Agencia Nacional de Hidrocarburos todavía era una idea.
A principios de este siglo el mundo se preguntaba cuánto tiempo iba a durar la racha del barril caro. La Organización de Países Exportadores de Petróleo, Opep, decidió recortar su oferta de crudo al mercado y esta estrategia triplicó el precio, de 10 a 30 dólares por barril.
Sí, el ‘barril caro’ de finales de los 90 costaba 30 dólares.
En lo que va de este siglo la industria petrolera global ha dado un giro de 180 grados, y Colombia, quedó dentro de la rueda.
Para el presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo, Francisco José Lloreda Mera, “en los últimos quince años el país ha hecho avances muy importantes en todo sentido, en exploración, producción, inversiones e instituciones”, explica.
GIRO INSTITUCIONAL
Prácticamente todos los expertos en el sector petrolero colombiano, desde exministros de minas y energía, hasta veedores internacionales de entidades como el BID y el Banco Mundial, coinciden en que la transformación institucional que emprendió Colombia en el 2003 ha sido clave para que, además de incrementar la producción de 600.000 a 1.000.000 de barriles, la actividad exploratoria se haya multiplicado por diez en menos de dos décadas y la inversión extranjera por cinco.
La reforma energética colombiana, que hoy sirve de inspiración a países como México, que abre su industria petrolera a la inversión extranjera, separó a Ecopetrol de las funciones de administrar los recursos de hidrocarburos en el subsuelo y le asignó esa responsabilidad a la Agencia Nacional de Hidrocarburos, que inició a cumplir su tarea en el 2003.
Al cambio en las reglas de juego se le sumó una mejora evidente en las condiciones de seguridad de varias zonas del país, lo que dio más estabilidad a las operaciones y abrió las puertas a nuevas inversiones.
Para el ministro de Minas y Energía, Tomás González, es indudable la solidez del sector petrolero y esto se refleja en el hecho de que este sector, solo en los últimos cuatro años le ha permitido a la nación ingresos por 118 billones de pesos.
“Esto es el equivalente a financiar 2,5 veces el proyecto de carreteras de cuarta generación, construir 1,3 millones viviendas de interés social y financiar el presupuesto de educación durante cuatro años”, señaló.
Pese a esta evolución hay una preocupación que inquietaba al país en el 2000 y que vuelve a hacerlo ahora: la caída de las reservas.
A principios de siglo el país tenía unas reservas de 1.972 millones de barriles, hoy son de 2.308 millones, sin embargo, pese a que ha aumentado el número de barriles, la expectativa de vida de esos recursos, dado el nivel de producción actual, es menor.
En el 2000 se decía que las reservas alcanzaban para casi 8 años, hoy se habla de seis años y medio.
“Colombia ha hecho de todo para tener más inversión, pero tiene un problema de prospectividad. En el país sí ha habido un alza brutal en el número de pozos exploratorios, pero eso no se ha correspondido con hallazgos”, dice el profesor del Harvard Kennedy School of Government Francisco Monaldi.
Hoy la industria corre contra el tiempo para lograr nuevos descubrimientos en un contexto en el que producir es más costoso que hace quince años, por el agotamiento de los campos existentes.
La gran esperanza tanto de las empresas, como del Gobierno está posada en la campaña de exploración que se realiza en el mar Caribe.
EL GAS, ENTRE LA MASIFICACIÓN Y LA ESCASEZ
La historia reciente del gas natural en Colombia está estrictamente ligada con la del petróleo. Cambio de institucionalidad, aumento en la producción y reservas relativamente estables.
Sin embargo, la cadena de valor de la industria del gas ha tenido una evolución mucho más acelerada.
La política pública de masificación del gas natural como combustible doméstico ha llevado a que en el país se haya desarrollado una industria de transporte y empresas de servicios.
Hoy el 81 por ciento de los municipios del país tienen acceso a gas natural y hay medio millón de vehículos que utilizan este combustible.
Ha sido tal el desarrollo de esta industria que el presidente de la república Juan Manuel Santos, la ha llamado la “revolución silenciosa (...) producto de una estrategia sólida de largo plazo”.
Pero, así de grande como su auge, es el desafío de mantener los ritmos de crecimiento actuales. El incremento del consumo también impulsó la declinación de las reservas.
De acuerdo con el gremio de las empresas de la cadena, Naturgas, la planta de regasificación (con la que se importará) y la ampliación de la red de gasoductos para campos menores, permitirá mantener el abastecimiento de este combustible en el país.
Fuente: Portafolio.co