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La jornada del miércoles, no fue la mejor para el Intendente de Pinamar, Martín Yeza, quien cuando se despertó y al dirigirse a su vehículo notó que algo no estaba como lo había dejado, al menos su auto estaba abierto y no cerrado como recuerda haberlo dejado.
“Ocurrió en horas de la madrugada, se trabajó en el lugar con efectivos de Policía Científica en busca de detalles que nos permitan determinar la identidad de la persona que realizó esto. El Intendente, a la mañana, cuando va a ver su vehículo constata un desorden en el habitáculo, por lo cual nos llama y nos pone al tanto de la situación”, dijo el Director de Seguridad, Martín Korin, a El Mensajero de la Costa.
Uno de los detalles que llama la atención tanto del funcionario como de los uniformados es que no se observaron signos de violencia en el vehículo, no obstante contar con el sistema de cierre centralizado que bloquea todas las puertas del vehículo.
El caso fue caratulado como Averiguación de ilícito y la UFI 5 a cargo del doctor Lizarraga es la dependencia judicial que continuará con el esclarecimiento del hecho. También se pudo determinar que otras unidades no habían sufrido la misma situación.
Se levantaron rastros huellas, relevamiento vecinal, hubo consultas acerca de si se escucharon ruidos pero sobre el cierre de esta edición no había certezas sino una serie de presunciones. Una de ellas es que esta intrusión en el vehículo del titular del ejecutivo es similar a la operada en el auto de la concejal Alejandra Apolonio, la semana pasada. En ambos casos, no se llevaron nada, ni el efectivo que puede quedar luego de abonar un peaje o el sello de goma del intendente o su tarjeta de consumo de combustible. En ambos casos nada faltó y sí imperó el desorden.
Para colmo de males, una nueva pintada apareció en la Avenida Bunge, tal cual le ocurriera al concejal De Vito aunque en este caso la figura indicada fue el intendente.
Si bien se trata de atar cabos, hasta ahora no hay una definición en torno al tema. Las pocas presunciones no son compatibles con el ejercicio sano del periodismo y solo arrojarían confusión en un ambiente convulsionado que tiene como telón de fondo a las cuestionadas obras del frente marítimo por un lado, y a los cuestionamientos a la repartición policial que tuvo como eje a un ex comisario de Pinamar, por el otro.