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La Unidad Técnica de Mejora de la Productividad Industrial, del Centro Tecnologías de Gestión del INTI, asiste y colabora con empresas de diversos rubros radicadas en la provincia de Buenos Aires en materia de organización, planificación y mejoramiento continuo de sus procesos, de acuerdo con un informe del periodista Agustín Vázquez, del Inti Comunicación.
Recientemente, se presentó ante la Sociedad Argentina Pro Mejoramiento Continuo (SAMECO), un caso de éxito: el trabajo realizado junto a Combe Power S.A., ubicada en la localidad de Carupá, municipio de Tigre, dedicada a ensamble, comercialización, reparación y venta de repuestos de electrobombas, motores eléctricos, hidrolavadoras, aspiradoras y grupos electrógenos.
La firma, cuya planta de personal cuenta con 50 trabajadores, mostró, ante la comisión de Intercambio de Pymes de SAMECO, los avances alcanzados junto al INTI. Desde Tecnologías de Gestión, Julián Rosso explica que el Instituto “ocupa un rol de guía y tutor para mejorar los procesos, la idea es transferir conocimientos y buenas prácticas a las empresas para que los sostengan en el tiempo por su cuenta”.
“Históricamente, la mejora continua en la gestión era una meta perseguida solo por grandes empresas. Desde el INTI buscamos romper ese preconcepto, ya que las pymes también pueden hacerlo y difundir sus logros en diferentes encuentros, a fin de contagiar a otras empresas para lograr un efecto multiplicador”, agrega Rosso.
Asistencia técnica
El asesoramiento a Combe Power, a cargo de Mario Paredes, comenzó en enero y continúa. Al principio, sus directivos plantearon la necesidad de mejorar aspectos de gestión en el área productiva. Una vez que se lograron resultados, el trabajo siguió en los sectores comerciales y de depósito, en tanto que recientemente se empezó con el área de servicio técnico.
Los encuentros entre especialistas del INTI y el personal de Combe Power son semanales. A lo largo de los meses, se han ido consolidando equipos de trabajo que han abordado temas como gestión de stock, cuellos de botella, las 5S, calidad, métodos y tiempos, nivelación de la producción y otros.
“Esta firma se encontraba en estado de crecimiento cuando comenzó el vínculo con el Instituto. Al inicio, presentaba un estado inicial de desorden generalizado, sus áreas funcionales no estaban debidamente separadas, se perdía tiempo valioso en procesos que no agregaban valor y no se advertían participación ni plena motivación por parte del personal. Se veía el deseo y la voluntad de cambio, pero había poca organización y escasas herramientas para ello”, señala Paredes.
La asistencia y guía que el INTI lleva adelante apunta a que la mejora sea no solo constante, sino también gradual, escalonada y con avances pequeños pero seguros, que aporten confianza a los integrantes de cada organización asesorada. Hay, a su vez, dos aspectos igual de relevantes: por un lado, la perspectiva de enfoque al cliente —interpretar permanentemente sus necesidades, flexibilizar y ampliar la gama de oferta y servicio—; y, por otro, la participación de todo el personal. Este último punto se encuentra en el centro de la propuesta del INTI y de las acciones de mejora continua en general.
Paredes sostiene: “En el modelo de fábrica tradicional, hay jerarquías muy marcadas e identificables, con la clásica pirámide en la que se distingue a dueños, gerentes, supervisores y operarios. Para aplicar métodos de mejora estructural en la gestión empresarial, es preciso flexibilizar esos esquemas rígidos y empoderar al personal, darle protagonismo para que sea parte de un cambio virtuoso. Así, se llega a conocer mucho sobre sus expectativas, sus problemas, sus ideas, y el diálogo colectivo enriquece el diagnóstico y el plan de trabajo”.
Así como es necesaria una mirada de mayor horizontalidad respecto de una organización, determinadas consignas forman parte del ideario que se impulsa: en equipo se trabaja mejor que individualmente; aplicar la ley de la cosecha —sembrar y esperar pacientemente mejoras, darles un tiempo de maduración—; que los encargados y jefes ocupen el rol de facilitadores más que de ejecutores, que incorporen la práctica de la escucha, y que los empleadores entiendan que todo el proceso representa una inversión.
Las mejoras se concretaron en distintos procesos —lay out, ensayos eléctricos, movimiento y transporte de herramientas de trabajo, ingreso y salida de elementos, entre otros—, con el objetivo de identificar piezas con fallas; optimizar la circulación de los materiales; reducir o eliminar esfuerzos innecesarios; y asegurar la calidad de los productos.