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Por Laura Vales- Esta violenta caída de las condiciones de vida, producto de la suba de los precios y de la pérdida de puestos de trabajo fue más acentuada en el conglomerado del Gran Buenos Aires, donde según el estudio llega ya al 36,31 por ciento de la población, mientras que en la región Pampeana alcanza el 28,53 por ciento. Para hacer la medición, los investigadores tomaron a estas dos regiones que, sumadas, abarcan a 20 millones de personas, es decir que si bien no es una medición nacional se le acerca bastante.
En sus puntos principales, el relevamiento del centro de estudios que dirige Hernán Letcher, especialista en economía política y dirigente del FPV, describe que:
- Tras la abrupta caída de las condiciones de vida que se registró entre noviembre de 2015 y enero de 2016 entre la población de menores recursos, por la devaluación y su efecto en la suba de los precios, el deterioro social continuó de manera menos acelerada pero fue sostenida mes a mes.
- Los aumentos salariales acordados por los gremios en las negociaciones paritarias tuvieron un reflejo directo en la situación de las franjas vulnerables de la sociedad, ya que moderaron su avance.
- En el caso del Gran Buenos Aires, es decir donde se concentra la mayor cantidad de población del país, el número de pobres trepa a casi cinco millones de personas.
- El nivel de indigencia para la misma área también subió –está en el 8,73 por ciento– y tuvo un agravamiento en el mes de junio.
- Mientras que en junio en el GBA la pobreza creció, en la región Pampeana se desaceleró, porque la canasta básica de las provincias que la componen subió menos que la del GBA. Es decir que la evolución de los precios no está siendo uniforme en todo el país.
El trabajo midió tres escalones. El de indigencia es el de los hogares con ingresos inferiores a la canasta básica alimentaria (CBA), que en junio, para un grupo familiar compuesto por dos adultos y dos niños, fue de 5.013 pesos. El de pobreza se refiere a los que no acceden a la canasta básica total (11.680 pesos para una familia tipo). La tercera categoría empleada fue la de personas en situación de vulnerabilidad, y se refiere a la población con ingresos sólo en un 10 por ciento por encima de la línea de pobreza.
Las dos regiones tomadas por los investigadores cubren el 74,5 de la población urbana objeto de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec. El Gran Buenos Aires abarca la Capital Federal y 24 municipios del Conurbano, mientras que la región Pampeana incluye al resto de provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa.
Pobreza
“Si cuando termine mi gobierno no reduje la pobreza, significará que fracasé. No hay excusas. Hoy se sabe cuál es la inflación y la pobreza. Soy un convencido de que vamos por el buen camino y estimo que vamos a volver a crecer”, dijo el presidente Mauricio Macri la semana pasada en un reportaje.
Sin embargo, el trabajo del CEPA desmiente estas afirmaciones.
“El aumento de la pobreza para el Gran Buenos Aires ha sido significativo: de 19,82 por ciento en noviembre de 2015 pasó a 29,23 por ciento en enero de 2016 y a 36,31 por ciento en junio”, indica sobre este rubro.
Los casi cinco millones de personas que hoy son pobres en el conurbano no son necesariamente desocupados. De hecho, un hogar tipo en el que el jefe o jefa de familia perciba el salario mínimo vital y móvil, que hoy es de 6.810 pesos, está lejos de poder sacar la cabeza por encima de la línea de pobreza, que requiere ingresos por 11.680 pesos. Es decir que el SMVM sólo alcanza para que una familia tipo no sea indigente, pero no para que no sea pobre.
La misma situación se plantea en la región Pampeana, aunque allí la Canasta Básica Total tiene un costo más bajo, de 10,570 pesos, por lo que el índice de pobreza es menor, del 28,53 por ciento de la población.
Indigencia
El promedio de las regiones relevadas muestra de la misma manera un aumento de la indigencia. Esta ascendió de 6,80 por ciento de la población en enero, a 8,29 por ciento en junio. Los investigadores apuntan que se dio así un incremento del 22 por ciento en seis meses.
En el Gran Buenos Aires, al finalizar el mandato del gobierno anterior la indigencia alcanzaba el 5,71 por ciento. Aumentó marcadamente entre aquel mes y enero, llegando a 7,15 por ciento. Luego se produjo cierta estabilización entre febrero y abril, pero volvió a aumentar en mayo y junio, alcanzando finalmente el 8,73 por ciento actual.
Por su parte, en la región Pampeana, la medición se acota al período enero-junio. El motivo es que los investigadores comenzaron a seguir sus precios recién a comienzos de este año. Desde entonces y hasta marzo, indican, la indigencia mostró un sensible incremento, manteniéndose estable desde entonces.
Los precios, detalla en informe en su parte metodológica, son relevados en comercios informantes constituidos por 30 por ciento en supermercados y 70 por ciento en otros establecimientos, conforme al comportamiento de los consumidores tal y como lo estableció la encuesta de ingreso y gasto de los hogares de 1985/1986 y fue confirmado en la encuesta de gastos de hogares de 2012 del Indec.
Vulnerables
La población considerada en situación de vulnerabilidad es la que tiene ingresos apenas superiores a la línea de pobreza. Esta franja que cubre de manera apretada sus necesidades mínimas, ante la alta volatilidad de los precios, indica el CEPA, está sujeta a drásticos cambios en su situación.
El centro de estudios definió a la población vulnerable como la que perteneciente a hogares cuyos ingresos se ubican en sólo un 10 por ciento por encima de la línea de pobreza.
En el GBA hubo un fuerte aumento de las familias en situación de vulnerabilidad entre noviembre y enero, ya que prácticamente se duplicaron. Desde entonces su número tendió a estabilizarse. Actualmente representan el 4,48 por ciento de la población.
Si se considera la región pampeana, “esta situación ha sido más volátil”. “Del 0,69 por ciento de vulnerabilidad en enero trepó a 8,49 por ciento en abril para luego descender a 3,83 por ciento”. La interpretación que hacen de este dato los investigadores es que está relacionado con el cobro de los aumentos salariales acordados en las paritarias que cerraron a partir de abril, o de cuotas de acuerdos realizados en los primeros meses del año. Esto “muestra la dependencia a la volatilidad de los ingresos de este grupo de la población que se encuentra al límite de la pobreza”.
Como ejemplo, en el cuadro de la evolución de la población vulnerable se ve que el sector fue en aumento con un pico en abri, cuando se acumularon subas de precios pero los acuerdos paritarios no habían empezado a pagarse. A partir de entonces, en el caso de la región Pampeana, el número de hogares vulnerables se redujo.
Los nuevos datos sobre pobreza, indigencia y vulnerabilidad confirman el preocupante deterioro de la situación social. Si se suman las tres franjas, lo que se ve es que más del 40 por ciento de la población del Gran Buenos Aires está atravesando dificultades para sostener un piso mínimo de condiciones de vida. En la región pampeana, los afectados llegan al 32 por ciento. El promedio indica que están en condiciones de vulnerabilidad, pobreza o indigencia 38 de cada cien habitantes del país.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/ Por Laura Vales