![]() |
|||
|
En medio de las labores incesantes que 24 horas al día desarrollan 9.500 hombres y mujeres, en el cañón del Cauca se ratifica, con certeza, que la primera turbina de generación será encendida en noviembre de 2018.
Mientras tanto, bajo el intenso sol y hasta 40 grados de temperatura se exhibe otro de los hitos más relevantes en la construcción de la hidroeléctrica, considerada la más grande en la historia de Colombia: la excavación de 8.100.000 metros cúbicos de tierra de los 20 millones que comprenden la presa, que hoy muestra un avance del 41 por ciento.
EL COLOMBIANO recorrió la zona del proyecto, en la cuenca del río Cauca, entre los municipios de Santa Fe de Antioquia, Olaya, Liborina, Sabanalarga, Peque, San Andrés de Cuerquia, Toledo, Ituango, Briceño, Valdivia y Yarumal.
Marcelo Velásquez, profesional Proyectos EPM, explica que la presa, en el sitio más bajo, está en elevación 203 metros sobre el nivel del mar y va a llegar a un nivel de 435 metros donde está la cresta que en su parte más alta va a tener una longitud de 480 metros. La altura total de la presa es de 225 metros, es decir, dos construcciones del tamaño del edificio Coltejer. “Se trabaja en inyecciones en los estribos y colocando material de arcilla, filtros y enrocado. Cuando estén las pilas del vertedero se construirá un puente allí y luego se hará la presa. Después se desarrollará una nueva vía”, anota.
Compuertas para 2017
Justo a un costado de la presa, ya muestra su progreso el vertedero, una estructura de 13 millones de metros cúbicos de excavación y de los que lograron 11 millones, y que permite regular las aguas del embalse.
Velásquez reporta que allí se ha excavado un 78 por ciento y los esfuerzos mayores apuntan a la extracción de más roca y el establecimiento de los concretos del azud. Compuertas y canal serán desafíos el año entrante.
“El desafío más grande ha sido la geología de la zona, porque se han tenido problemas para la construcción de la ataguía, ha retrasado un poco las excavaciones de la presa y la topografía misma de la margen derecha que la tuvimos que excavar con un malacate”, revela Velásquez.
Turbinas y transformadores
Lo que se tiene ha requerido de ingeniería de alto nivel. Cuatro túneles de descarga fueron construidos al interior de las montañas que circundan lo que será el embalse, en el norte y occidente de Antioquia.
Uno más, que será en un futuro conexión con la nueva vía que conduce del proyecto a la troncal a la costa Atlántica, en Puerto Valdivia, lleva a la casa de máquinas, que también reviste un reto y en la que se trabaja arduamente.
Y es otro hito. Esa casa de máquinas es una gran caverna al interior de la montaña, 23 metros de ancho por 50 metros de altura y 250 metros de largo, casi el tamaño de dos edificios como el de Bancolombia, en la Avenida Industriales de Medellín, y desde la que se generarán los 2.400 megavatios en su completa operación.
Luis Javier Vélez, vicepresidente de Proyectos de Generación de Energía de EPM, explica que para lograr los avances en la casa, a la que ya le ingresaron 13 de los 25 transformadores monofásicos, se debieron superar dificultades.
“Uno de los desafíos importantes este 2016 era terminar las excavaciones subterráneas del proyecto. Teníamos problemas geológicos serios en la zona de la caverna de máquinas que fueron los que causaron retrasos el año pasado. Lo superamos, terminamos, quedó controlado y ya entregamos concretos y tenemos tres turbinas en proceso de montaje”, apuntó.
Con Vélez coincide Velásquez. Cree que junto a la construcción de la ataguía y el desvío del río Cauca —en febrero de 2014— la excavación de la casa de máquinas y el inicio de obra en concreto en ella, es un reto superado.
“Otro desafío que se ha cumplido es la entrada de los transformadores y el arranque del primer tubo de aspiración, esto fundamental para que podamos cumplir en noviembre de 2018”, considera.
Velásquez, recuerda que desde la casa de máquinas, turbinas y generadores permitirán que la energía hidráulica sea transformada en energía eléctrica.
“En casa de máquinas ahora debemos concentrarnos en la parte electromecánica y ensamblar turbinas y generadores para ponerlo a punto”.
Esperan más al proyecto
Las jornadas de trabajo en la hidroeléctrica son extensas. No obstante los campamentos con comodidades como piscinas, canchas y gimnasios que se han instalado para empleados del proyecto, los sacrificios se evidencian en el agotamiento físico de quienes laboran allí.
Uno de los conductores de camionetas 4 x 4 que prestan sus servicios en la zona, confiesa que permanece hasta tres semanas seguidas allí alejado de la familia. “Las altas temperaturas, 12 horas de trabajo diarias, no lo compensa el salario”, anota.
Más de 2.000 personas de la región, se estima trabajan en el Proyecto Hidroeléctrico Ituango. Otros, obreros de diferentes municipios y hasta del exterior, han llegado para buscar mejor futuro y aprovechar el desarrollo que ha jalonado la obra.
La mayoría de personal del proyecto es colombiano. Sin embargo, entre los constructores hay brasileros, además de consultores británicos, americanos e italianos.
El Valle de Toledo, corregimiento de ese municipio, es el centro de operaciones. Allí, Evelyn Restrepo, está hace un año y medio y llegó de Cocorná, Oriente de Antioquia, buscando futuro para trabajar en un pequeño supermercado.
Aunque de dice que la dinámica laboral en el proyecto ha generado problemáticas sociales, Restrepo asegura que no sucede así.
“Las ventas no son tan buenas como uno quisiera, pues a los empleados no los dejan salir de los campamentos. Los fines de semana, esto por aquí es solo”, comenta.
Son cinco años más en lo que habrá obras en la Hidroeléctrica. En julio de 2018 se iniciará el llenado del embalse, que durará entre dos y cinco meses. Eso será otro hito, uno turístico para una región que escribirá uno de los primeros renglones de la infraestructura nacional.
Fuente: http://www.elcolombiano.com