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Por: David Alejandro Mercado- Según Óscar Jaime Restrepo, docente de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, las diferentes formas de extraer oro no son ninguna novedad, el problema es la pedagogía para enseñarles a los mineros a cambiar una mentalidad arraigada por años.
“En la tabla periódica el mercurio es vecino del oro, el mercurio moja el oro. En la minería también están relacionados porque lo moja, lo atrapa y esa ha sido la forma tradicional como se ha hecho aunque tenga baja eficiencia, sin contar los problemas de toxicidad que tiene. Pero lo que ellos no saben es que hay otros métodos que permiten mejores eficiencias”, manifestó el docente.
Por eso, desde la Universidad Nacional, se ha planteado un método de separación por técnicas gravitacionales que permiten mejorar la eficiencia de la extracción pasando de un 45 por ciento (con mercurio) a un mínimo de 95 por ciento.
Esta práctica, ya se ha socializado desde el 2012 en municipios como Segovia y Remedios, nordeste antioqueño, que según el docente, es la zona con los consumos más altos del mundo en mercurio para minería, con cerca de 14 toneladas al año.
Esa técnica limpia, basada en la utilización de la densidad del oro como propiedad, se basa en la separación usando la gravedad. Procesos gravitacionales. También hay flotación
Sin embargo, esos métodos gravitacionales implican unas inversiones. “Tener equipos e instalar unas plantas que podrían ir desde los 50 a los 1.000 millones de pesos dependiendo la capacidad y el tamaño. No hay una receta”, aclaró el experto.
Restrepo aseguró que mediante estas técnicas los mineros van a conseguir más oro y no van a contaminar el ambiente. Asimismo, indicó que con la socialización de ese tipo de técnicas gravitacionales se ha logrado reducir el uso del mercurio, pero la cifra aún sigue siendo alta.
El laboratorio de la UPB
A mediados de octubre pasado, La Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y la Gobernación de Antioquia presentaron una planta piloto para la extracción de oro sin el uso de mercurio. La Planta Piloto de Bio-minería, ubicada en el campus de la UPB, se caracteriza porque parte de los equipos de la planta son los que normalmente se emplean en los entables mineros, tales como: trituradora, molinos de bolas (cocos segovianos, como lo conocen los mineros), entre otros.
“Básicamente el laboratorio produce una sustancia que reemplazará el agua y los reactivos –incluyendo el mercurio– con los que trabajan los mineros”, contó Margarita Enid Rodríguez, docente investigadora de la UPB.
El proyecto, continuó la se basó en cuatro aspectos: social, ambiental, técnico y gestión tecnológica. En el primero, los investigadores realizaron visitas a los municipios de Puerto Berrío y Remedios para saber cómo los mineros viven, piensan y trabajan la minería.
“Eso hizo que abordáramos el trabajo de forma diferente. Todo en tan solo un año y medio”, afirmó la docente, quien añadió que esa fue la parte más compleja de la investigación. “Nos adaptamos a los mineros en lugar que ellos lo hicieran a nosotros. Nos cambió la cultura”, confesó.
La tecnología usada para el laboratorio es 100 por ciento colombiana para que el cambio de pasar de un proceso a otro no sea tan grande. El proyecto total, tuvo una inversión de 2.870 millones de pesos de los que 1.700 millones fueron aportados por el Sistema General de Regalías (SNR) y 1.170 millones de la UPB.
Contó la docente que el proceso se realiza de la misma manera que trabajan normalmente los mineros. Solo que en vez de agregar agua y reactivos, “se adicionan la sustancia biológica que producimos, cuyos componentes permiten atrapar el oro libre –que es el que usualmente se capta con mercurio– sino también el encapsulado, que solo se podía hacer mediante disolución con cianuro. Con eso se espera que los mineros tengan mejores beneficios económicos.
Aclaró Rodríguez, que la sustancia aún no está nombrada y se espera que la patente esté radicada para dar más información.
“Una vez esté la patente, se espera que a julio del 2018 la planta esté funcionando y para esa época los mineros ya estén acostumbrados y adaptados a esa tecnología para que cuando se prohíba el mercurio no sea tan drástico el cambio”, opinó la investigadora.
Sin embargo, para el docente Restrepo de la Universidad Nacional, todavía falta mucho más trabajo. “Con dos o tres iniciativas no alcanza, hay que ser más agresivos en el acompañamiento. Pero como a los mineros los tratan como delincuentes y no es así. La mayoría son personas que necesitan capacitación y no se les está dando”, indicó el experto.
Añadió que muchos mineros operan con desconocimiento por lo que extraer la costumbre del uso del mercurio, no será tan fácil como obtener el oro con ese metal.
Cambiar hábitos mineros: el reto
El uso del mercurio en la extracción del oro, según el Gobierno Nacional, quedará prohibido a partir del 2018 según la ley 1658 del 15 de julio de 2013. Este metal se usa para ‘atrapar el oro grueso’ de manera fácil y rápida siendo, además, una técnica arraigada en los pequeños mineros.
“No creo que para esa fecha se cumpla esa norma. Falta mucha pedagogía con el pequeño minero quien todavía cree que el oro que no se extrae con mercurio no existe”, explicó Óscar Jaime Restrepo, docente de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional.
Según él, el nordeste antioqueño es la zona con los consumos más altos de mercurio en el mundo. Por eso, allí es donde han enfocado los esfuerzos en capacitar a los mineros informales y artesanales en modificar la forma de extraer el oro.
Según el docente, técnicas de separación de oro como la gravitacional –a partir de la atracción– permiten una mayor eficiencia al realizar la labor.
“Ha sido difícil la pedagogía, especialmente si solo se cuenta. Con ellos (los mineros) la mejor táctica es mostrarles que es posible con otras técnicas diferentes al mercurio en las que se obtienen mejores eficiencias. Cuando ven que funciona ahí sí ponen cuidado”, indicó el docente.
Fuente: http://www.eltiempo.com