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Históricamente, el mediodía suele ser la hora de mayor afluencia en las escuelas durante las jornadas electorales. Esta vez no fue la excepción y, pasadas las 12, en varios centros de votación ya se veían largas filas. En algunos casos, y pese a la buena aceptación en general, se registraban algunas demoras por el flamante sistema de boleta única electrónica.
Según pudo constatar LA NACION en una recorrida por varias escuelas de distintos barrios porteños, en algunas aulas había una importante cantidad de personas en los minutos previos al almuerzo, un ritual que suele repetirse en cada elección.
En Palermo, varias escuelas registraban una afluencia importante pasadas las 12. En algunas, incluso, incluso, se llegó a esperar hasta 45 minutos para ingresar a votar. Sin embargo se trató de casos puntuales. En general, y pese a la concurrencia, varios destacaron que el mecanismo es "ágil".
Dario de 35 años estaba molesto por seguir en la fila luego de una prolongada espera. Considera que los fiscales "se demoran en tomar los datos", y ellos no lograban avanzar, contó a LA NACION.
Distinto panormana, sin embargo, se percibía en otro colegio, sobre la calle 3 de Febrero, también en Palermo. Allí, el flujo de votantes era rápido y los vecinos circulaban rápidamente.
En Belgrano R, en tanto, en algunas mesas de una escuela ubicada sobre la calle Carlos E. Zuberbuhler, había una considerable cantidad de personas, con hasta 20 votantes por fila, pero se avanzaba rápido y la asistencia era constante.
Mismo escenario se percibía en la zona de Villa Crespo, donde pasadas las 12.30 había entre 15 y 40 personas por mesa, en algunas escuelas. En esas aulas, el promedio por votante era de dos minutos.
En un colegio de Riobamba y Callao, corazón de Balvanera, se registraban unos 40 minutos de demora, entre otras razones por la tardanza de las personas mayores que no dominaban el sistema. De todos modos, había asistentes en la entrada, que también se acercaban a los votantes en las filas de cada mesa.