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Explotar el yacimiento no convencional de Vaca Muerta, que fue descrito como el futuro y la "revolución" del combustible fósil en la Argentina, no será nada sencillo. Exigirá al Estado nacional y a la petrolera YPF la difícil tarea de hacerse de más de 160 mil millones de dólares en los próximos 20 años para ponerlo a producir en todo su esplendor.
De esa abultada suma, se necesitará una inversión en infraestructura y distribución de 40.200 millones de dólares para llevar el gas desde la cuenca neuquina hasta los hogares.
En otras palabras, por cada tres dólares que las petroleras inviertan en los yacimientos, se deberá destinar un dólar a la infraestructura, ya sea para ampliar las redes y gasoductos, como para realizar obras de modernización.
Los números se desprenden de un informe del Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG), el think tank que reúne a las empresas líderes del sector energético argentino. El documento consigna que se requerirán por año u$s1.100 millones promedio para la construcción de entre 4.300 y 8.000 kilómetros nuevos de gasoductos, u$s620 millones en ampliaciones de redes y modernización tecnológica en los sistemas de distribución, y u$s290 millones en las instalaciones internas de los clientes.
El presidente del IAPG, Ernesto López Anadón, prevé que en 20 años el número de usuarios pasará de los 8,19 millones actuales a 13,2 millones, con un crecimiento del orden del 63 por ciento.
"Para que el gas de Vaca Muerta comience a tener un impacto importante deberán pasar no menos de cinco años. De todas maneras, hoy la producción no convencional ronda el 4%, por lo que no es un número tan bajo", resumió López Anadón en la presentación del trabajo a la prensa.
Anadón, quien se desempeñó en YPF varios años, advirtió que las estimaciones se habían hecho sobre la base de los planes anunciados por las petroleras, fundamentalmente la compañía de que maneja Miguel Galuccio. Y admitió que la producción de la formación geológica tendrá una incidencia importante recién en el mediano plazo.
"Esto significa un enorme desafío que involucra a toda la cadena: producción, transporte, distribución y utilización. Este es un gran objetivo estratégico para el país considerando la enorme participación del gas natural en la matriz energética", señaló el hombre del IAPG.
El instituto destaca que, más allá del desarrollo de Vaca Muerta "es imprescindible fomentar e incentivar un uso racional de la energía para optimizar el uso de los recursos no renovables y lograr un ahorro en el consumo". Además del aumento de la capacidad energética, este plan llevaría al país ahorrar divisas en la importación de GNL y combustibles para la generación de electricidad.
En este sentido, se prevé una racionalización en el consumo de gas de un 10% de acá al 2024, y una fuerte una expansión de la matriz energética con la incorporación de 9,6 GW de centrales hidroeléctricas, 1,5 GW en dos nuevas centrales nucleares, y 11 GW de generación de fuentes renovables.
López Anadón explicó que en el corto plazo, el nuevo aporte del gas no convencional reemplazará al combustible alternativo líquido y limitará las importaciones de GNL y en el mediano plazo lo sustituirá de manera total. De concretarse, supondrá un ahorro de divisas en el frente externo.
Total aprovechamiento de la capacidad
La ambiciosa proyección del IAPG presupone que toda la infraestructura existente de transporte tendrá altos niveles de exigencia, lo que obligará al emplazamiento y renovación de infraestructura. Según el informe, el 42% de los gasoductos y el 17% de las plantas compresoras de las redes de distribución actuales tienen más de 40 años de antigüedad.
A lo largo de los 20 años, se necesitará la expansión de los Gasoductos Sur, Neuquén y Tramos Finales de Buenos Aires, de manera de duplicar su actual potencia de compresión y suministro de gas.
Para acompañar el desarrollo de la infraestructura de gas, en distribución se deberán incorporar las tecnologías que se aplican en los sistemas avanzados en materia de uso de gas, entre los que se mencionó la incorporación de medidores inteligentes, sistemas de búsqueda de fugas mediante uso de láser, tubos de polietileno para alta presión, y telecomando generalizado de válvulas, GIS.
Para el IAPG, este mayor uso proyectado del gas para las próximas dos décadas "dará aún más flexibilidad al sistema eléctrico nacional y será el sustento de un agresivo plan de introducción de fuentes renovables de energía y de reemplazo de combustibles líquidos".
Fuente: Infobae.com