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Petróleo nuestro de cada día: la reunión de Doha
El economista Rafael Antolínez analizó este jueves en su columna “Petróleo nuestro de cada día” la reunión que sostuvieron los países Opep y no Opep en la ciudad de Doha el pasado lunes para la congelación de la producción de petróleo.
Culminó la reunión de Doha, convocada y auspiciada por 16 países, los más relevantes productores de petróleo, con un punto central de agenda: la recuperación de los precios del barril, y con una propuesta para lograr este propósito: congelar la producción a los niveles de enero de 2016.
Esta reunión –programada y trabajada con filigranas– fue un impropio terreno para continuar el agrio enfrentamiento entre dos naciones que parecieran destinadas a ser protagonistas de permanentes pugnas: Arabia Saudí e Irán.
Irán, que rechazó asistir a Doha, reaccionó negativamente a la propuesta de congelamiento bajo el argumento que aceptar esta sugerencia sería equivalente al mantenimiento de las sanciones que le fueron impuestas por las potencias occidentales.
El gobierno Iraní ha establecido que es inaceptable mantener su producción en 3,3 M de barriles diarios, pues ello impedirá cumplir con sus metas de planificación y afectará negativamente a sus connacionales.
La monarquía de Arabia Saudí, rechazó la posición iraní, advirtiendo sobre la inconveniencia de aumentar, en esta coyuntura, la producción petrolera, dado que ello ampliaría el desequilibrio del mercado energético, generando presiones a la baja en la cotización del precio del barril.
El ministro Qatarí de petróleo, anfitrión de la reunión, procurando relativizar la confrontación afirmó que el grupo “necesita más tiempo” para llegar a un acuerdo, y concluyó en forma claramente optimista que ha mejorado el equilibrio de oferta y demanda.
Sorprendentemente y a pesar del evidente fracaso de la reunión, el precio del barril no se ha hundido a los niveles que habían anticipado algunos expertos analistas.
Las explicaciones que procuran develar las razones de este comportamiento del mercado petrolero, llegaron de inmediato. Algunos expertos resaltaron la disminución de la oferta global por la huelga petrolera en Kuwait que ha retirado del mercado casi 2M de barriles diarios. Otros analistas han asomado como razón, la pérdida de territorio del ISIS (o DAESH) y la subsecuente imposibilidad de seguir trasegando petróleo al mercado, a través de Turquía.
Incluso, algunos han preferido enfatizar el mejor desempeño económico de China y el subsecuente incremento en la demanda de materias primas, lo que ha inducido a la elevación del precio del otro “commodity” refugio de los inversionistas, el oro.
Para complejizar esta realidad, el presidente Obama arribó a Ryad, para mantener reuniones con el rey Saudí. Es bastante probable que en las conversaciones que sostengan, el tema energético sea comentado.
El telón de fondo de la reunión de Doha, será propicio para abordar el detalle de la capacidad productiva saudita, cercana a los 10 M de Barriles diarios. Posiblemente se hable de la quiebra de más de 100 empresas petroleras gringas, de la pérdida de empleos y de la creciente exposición al riesgo que enfrentan las grandes corporaciones financieras norteamericanas.
Es probable que se converse sobre la creciente influencia del gobierno Iraní en naciones del medio oriente y el correlato de la pérdida de incidencia de Arabia Saudí; se reflexioné sobre la presencia de las fuerzas armadas rusas en la región y de la derrotas que ha sufrido el ISIS (DAESH) y sobre la manifiesta debilidad de las fuerzas armadas de las monarquías del golfo pérsico, que no han podido derrotar la insurrección chií en Yemen.
Nadie se atreve en la actualidad, a certificar que la tendencia a la mejora en el precio del barril se mantendrá, pero tampoco a afirmar que el precio caerá a niveles tan bajos como los apreciados en el 1er trimestre de este año.
Lo único cierto, es que continuará el antagonismo entre estas potencias regionales, y que el precio seguirá sus vaivenes, por lo menos hasta Junio cuando se volverá a convocar una reunión similar a la frustrada de Doha.
Rafael Antolínez