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"Cuando uno nace en YPF queda para siempre"
Su partida había sido anticipada, pero ayer fue el día en el que finalmente se concretó. Tras cuatro años al frente de la empresa más grande de la Argentina, Miguel Galuccio, presidente y CEO de YPF, dejó su posición. Miguel Gutiérrez, ex titular de Telefónica, es el nuevo presidente y Daniel González, actual director financiero, asumirá como CEO interino, mientras Marcelo Grimoldi, número uno local de Egon Zehnder, continúa con la "cacería" de su sucesor definitivo.
A Galuccio se lo ve tranquilo y responde con una sonrisa a todos los que le preguntan por su día después: "Me tomaré dos meses sabáticos por primera vez en mi carrera. Es una oportunidad para dedicarle más tiempo a la familia".
Sus últimos días fueron más que emotivos hasta el punto que su despedida en Comodoro Rivadavia lo hizo quebrarse ante el equipo. "Estuve visitando las operaciones, en el frente de batalla, donde está la gente que realmente hace la compañía, y recibí mucho más de lo que había dado", se sincera. El lugar en el que eligió despedirse fue exactamente el mismo en el que daba comienzo a su gestión en 2012.
"Cuando llegamos a YPF sólo teníamos 20 días de caja, nada más", comenta. Y agrega: "Me apasiona ver lo que se ha creado: la cantidad de trabajo que tenemos, de infraestructura, de oficinas, las plantas para producir arena, los equipos para la operación, un montón de gente joven motivada y que lo expresa de manera llana. He tenido un reconocimiento al liderazgo y a lo que se ha hecho", describe.
-¿Entonces por qué se va?
-Me voy porque se cumplió un ciclo..., como les decía a ellos, hay que pensar que las compañías son la gente. A veces pensamos que es una marca, un logo, una persona en particular. YPF es la gente, y para mí llegó un ciclo. Creo que hemos puesto las bases, que están fuertes, que hemos levantado algunas paredes. Ahora el próximo ciclo tendrá que ser mejor.
-¿Lo intentaron retener?, ¿tuvo reuniones con el presidente Macri?
-Tuvimos charlas, conversaciones, y con el Presidente concluimos que mi ciclo estaba cumplido y que debía comenzar uno nuevo. Pero cuando uno nace en YPF queda para siempre. Cuando uno entra en esta compañía recibe como una marca, y al presidente Macri y la gente con la que trabaja les he comunicado que estoy para lo que necesiten.
-O sea, ¿no descarta volver?
-No creo, porque en mi vida no he repetido demasiados ciclos, pero si YPF me necesita, no necesariamente como presidente o CEO..., estoy en contacto con muchos trabajadores, y saben que cuentan conmigo.
-¿Con el ministro Aranguren tuvo relación?
-Sí, al ministro lo conozco desde antes de llegar a la Argentina, hemos tenido una relación profesional. Él está en una tarea distinta a la mía, de marcar la política energética del país.
-¿Qué era Vaca Muerta cuando entró?
-Muy poco. Casi nada. Un sueño. Creo que hoy Vaca Muerta no es más eso, la hemos puesto en el mapa mundial del petróleo.
-Su estilo no es muy amigo de los PowerPoint.
-No. Me gusta hacer cosas... Logramos que Vaca Muerta produzca 50.000 barriles de petróleo equivalente, lo que lo hace el yacimiento más importante no convencional fuera de los Estados Unidos. Entonces, eso ha sido extremadamente importante.
-Uno de los hitos de su gestión fue la llegada de US$ 2500 millones de Chevron. ¿Cuál es el secreto que tiene ese contrato?
-El contrato no tiene ningún secreto. Tiene una cláusula de confidencialidad, que es la misma que tiene cualquier contrato de compañías que están listadas en la Bolsa de Nueva York. La única diferencia que tiene el contrato con Chevron es que, en ese momento, había que asegurarse que al traer ese dinero no se iba a embargar. Había varios litigios que ponían en riesgo el flujo de ese dinero al país.
-¿Hasta dónde llegaba el dinero?
-Llegaba a un pozo petrolero, transformándose en 5000 puestos de trabajo que fueron creados a través de ese contrato. Fueron empresas que no se hicieron para sacar dinero del país, sino al contrario, para traerlo.
-¿Cómo evalúa los resultados?
La empresa casi duplicó su patrimonio neto en estos cuatro años. Creció 32% en su producción de gas, 10% en su producción de petróleo, 25% en sus reservas, y te diría que un hito importante, fuera de los números, es que en ese momento teníamos geólogos, ingenieros y geofísicos que salían de la compañía. Hoy nos vienen a tocar la puerta.
-En el sector sindical hablan de un plan de recorte de 2000 puestos. ¿Es eso cierto?
-Mirá, toda la industria está viviendo un momento especial. Nosotros tuvimos una reducción de precio del crudo y necesitamos, como todas las compañías, readecuarnos. Pero se está llevando a cabo, en muy buenos términos con el gremio, y viendo de alguna manera de cuidar el trabajo y de cuidar la gente.
-Sus críticos dicen que el endeudamiento es alto...
-No coincido. Hemos invertido en la compañía alrededor de US$ 5000 millones por año, y esa inversión ha ido al coque que hoy va a solucionar un problema del uso del crudo. Hemos invertido también casi US$ 3000 millones en las refinerías.
-¿Cómo se vivió la grieta argentina desde YPF?
-En YPF no vivimos esa grieta. Se hizo de la profesionalidad, una religión. Convivimos con gente que viene de la YPF nacional, que viene de la época de Estenssoro, de Repsol, chicos jóvenes que se sumaron en esta etapa, y gente que se repatrió como yo para sumarse a esta iniciativa.
-¿Qué le preocupa de su día después?
-Después de 20 años de trabajar, y de dar vuelta por cuatro continentes, con dos chicos fabulosos y una mujer que es parte importante de mi vida, que la conocí a los 14 años, voy a darles tiempo y calidad
-¿Ellos le creen?
-Bueno (se ríe), no sé si me creen, y no sé si el espíritu finalmente me va a traicionar. Tengo un montón de propuestas que todavía no he explorado por las dudas. José del Rio (DLN)