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El 10 de marzo de 1989 se registró una tormenta solar de mediana intensidad, pero suficientemente grande para que tres días después, por la carga electromagnética, se fundieran los generadores de electricidad de la ciudad de Quebec (Canada) y los cables de decenas de torres eléctricas se sobrecargaran y quemaran. Seis millones de personas se quedaron sin energía eléctrica y el servicio tardó 24 horas en normalizarse. Ese incidente provocó cientos de millones de dólares en pérdidas.
Ese fue el último gran incidente asociado a una tormenta solar, pero hubo muchos más, antes y después. Lo que está probado es que a más dependencia de la tecnología, peores serán las consecuencias de estos fenómenos en nuestras vidas.
El tema regresó a la atención de la opinión pública el 18 de octubre pasado, día en que el Presidente Barack Obama ordenó a la Administración Federal confeccionar un plan para prepararnos ante una posible tormenta solar que podría afectar al país y a gran parte del planeta.
Las autoridades han aclarado que no se trata de una tormenta solar en el horizonte inmediato. Se trata de estar preparados ante un evento extremo para reducir al mínimo el grado de pérdida económica y de la dificultad humana. Este fenómeno meteorológico podría destruir en pocas horas la red eléctrica de buena parte del planeta y detener gran parte de los equipos que necesitan de esa energía.
Además de la interrupción de las comunicaciones y de las redes de energía, los expertos aseguran que las poderosas explosiones de radiación electromagnética y plasma magnetizado, tienen el potencial de corroer las tuberías de agua y alcantarillado, borrar los datos históricos almacenados en la memoria de los ordenadores, socavar las operaciones militares y de seguridad, y causar daños por radiación a los astronautas que se encuentran en misiones especiales en el espacio.
En 2003, una poderosa tormenta solar estuvo a punto de golpear de lleno a la Tierra pero por cuestiones de rotación ésta pasó de largo. Con la dependencia que tiene actualmente la Humanidad a la tecnología, una tormenta solar perfecta podría paralizar por años la rutina de la población mundial. La alerta ante un fenómeno natural inevitable está dada. Depende de las acciones que tomen las autoridades políticas de este país cómo afrontaremos ese momento.
Fuente: http://elmundonewspaper.com