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Por otra parte, en nuestro Facebook y Whatsapp resurge el famoso bulo de que la NASA predice 15 días de oscuridad, una mentira viral que cada cierto tiempo resucita obstinadamente cual zombie que no termina de morir. Desde el apocalipsis de las profecías Mayas sobre el fin del mundo en 2012 no habíamos visto un repunte tan frenético de noticias angustiosas relacionadas con el Sol. Los científicos que trabajamos en este tema recibimos continuamente consultas de ciudadanos preocupados porque, como dice el refranero, «cuando el río suena es que agua lleva». Los más suspicaces llegan a la conclusión que las autoridades saben algo que nos ocultan, algo inminente se avecina. Después de todo, Obama ha dado orden de prepararse.
Lo cierto es que sí se avecina un evento inminente y potencialmente peligroso para el planeta. Se trata de las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos. La Administración Obama lleva mucho tiempo desarrollando una estrategia para responder a una posible situación adversa provocada por un gran evento solar. Esta estrategia surge de la oficina presupuestaria y consiste en una serie de medidas, líneas de financiación y hojas de ruta para las diferentes agencias nacionales.
Se calcula que una gran tormenta solar comparable al «evento Carrington», que golpeó la Tierra en 1859, produciría daños en nuestro tejido tecnológico por valor de varios billones de dólares. Las tormentas solares no son catástrofes apocalípiticas, en el sentido de sembrar muerte y destrucción por doquier. Tengamos en cuenta que han venido ocurrido toda la vida, desde antes de que el hombre pisara la Tierra. La diferencia con situaciones anteriores es que nuestra tecnología sí es vulnerable a estos fenómenos de naturaleza electromagnética y cada vez dependemos más de ella.
Fuente: http://www.abc.es