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DAMASCO.- Pocos días después de tomar la ciudad siria de Palmira, el grupo jihadista Estado Islámico ejecutó a unos 400 civiles, la mayoría mujeres y chicos, según denunció ayer la televisión estatal siria. La masacre, que no pudo ser confirmada por fuentes independientes, se sumaría a otras ejecuciones masivas practicadas por los milicianos jihadistas en los territorios bajo su control.
"Los terroristas mutilaron los cuerpos, con el argumento de colaborar con el gobierno sirio", señaló la agencia estatal SANA. Las organizaciones de derechos humanos habían informado de la muerte de cientos de soldados del régimen, cuyos cadáveres estarían esparcidos por toda la ciudad.
Las ejecuciones sumarias de civiles fueron confirmadas también por el gobernador de la provincia de Homs, Talal Barazi, que habló de "asesinatos en masa cometidos en Palmira".
Por su parte, el primer ministro sirio, Wael al Halqi, condenó la "horrible masacre" perpetrada por los milicianos de Estado Islámico y responsabilizó de ella a los países que apoyan "el terrorismo material y militarmente, principalmente a Arabia Saudita, Qatar y Turquía, así como a algunos países occidentales", añadió la televisión oficial.
Por tal motivo, Al Halqi instó a la comunidad internacional y a las organizaciones humanitarias a que presionen a "estos gobiernos que apoyan el terrorismo".
Barazi anunció que el gobierno de Bashar al-Assad está preparado para desplegar sus tropas en el área y lanzar un contraataque contras las fuerzas jihadistas.
Las ruinas de Palmira son uno de los seis sitios sirios incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y también están en su lista de lugares en peligro.
Ubicada en un oasis, Palmira fue en los siglos I y II d.C. uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda que atravesaban el árido desierto del centro de Siria. Antes del inicio de la guerra civil, en marzo de 2011, las ruinas de Palmira eran una de las principales atracciones turísticas de Siria.
Los jihadistas plantaron su bandera negra sobre el tejado de la ciudadela mameluca del siglo XIII, que domina la ciudad antigua, según el jefe de Antigüedades Sirias, Maamun Abdelkarin, que informó de la entrada de los extremistas en el museo de la ciudad sin provocar destrozos.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), el grupo jihadista ya controla la mitad del territorio de Siria.
TERROR EN RAMADI
En tanto, Estado Islámico prohibió a miles de ciudadanos abandonar la ciudad iraquí de Ramadi y a muchos de ellos les robaron sus posesiones, además de imponer en la ciudad su interpretación radical de la ley islámica.
Según la cadena BBC, el gobierno de Bagdad estaría pensando en una contraofensiva contra los jihadistas después de la caída de Ramadi, que dista sólo 110 kilómetros de la capital iraquí. Cerca de 3000 milicianos progubernamentales se preparan a combatir a los jihadistas.
Pero desde los micrófonos de la CNN, el secretario de Defensa norteamericano, Ash Carter, resaltó que la toma de Ramadi demuestra que las fuerzas iraquíes no están a la altura de las circunstancias.
"Las fuerzas iraquíes no fueron superadas en número por los jihadistas y, sin embargo, fracasaron en la lucha y se retiraron del sitio, lo que nos muestra que tenemos un problema con la voluntad de los iraquíes para pelear contra el EI y defenderse", señaló Carter.
Las declaraciones de Carter son las más duras realizadas desde la administración de Barack Obama, y se producen a raíz de la pérdida de Ramadi, la estratégica capital de la provincia iraquí de Al-Anbar.
"Podemos darles formación [a los iraquíes], podemos darles equipos, pero obviamente no podemos darles la voluntad de luchar", insistió el secretario de Defensa. "Si llega un momento en el que tengamos que cambiar el tipo de apoyo que estamos dando a las fuerzas iraquíes, vamos a hacer esa recomendación (a la Casa Blanca). Pero lo que ocurrió en Ramadi fue un fracaso de las fuerzas iraquíes", agregó Carter.
Fuente: Lanacion.com.ar