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En un mundo de hombres como el petrolero, Rosario Sica, referente histórica de los propietarios de estaciones de servicio no se achica con nada ni nadie y cosecha fama de aguerrida negociadora, pero principalmente de honesta, lo que le confiere autoridad en su campo.
"No hay un problema de sexo. Los problemas son de capacidad, voluntad y vocación de servicio", comenta. "No tengo negocios con nadie, no los permito ni en la institución ni en mi vida privada", agrega.
"La gente tiene miedo. Los intendentes les dicen que si no pagan las tasas les sacan la habilitación. Cada litro de nafta paga el ITC (impuesto de transferencia de combustibles), la tasa hídrica, impuesto al gasoil y el IVA. Además de impuesto al cheque y otros. El empresario pone el riesgo y la inversión; los intendentes ponen esta tasa y hacen dinero fácil sentados en sus escritorios", critica.
En los últimos años cerraron cerca de 3.000 estaciones de servicio. Sica advierte a La Nación que el 40% del precio de la nafta vuelve a las petroleras y que los estacioneros se quedan sólo con el 8% del bruto sobre el precio de venta. Eso no alcanza para pagar salarios, impuestos y costos de mantenimiento.
Ese "desmanejo" lo paga el consumidor, que también sufre la adulteración de las naftas o a los pícaros que "tocan" el surtidor.
"La nafta en la Argentina es una de las más caras del mundo", describe Sica. "Se bajó el 5% en enero y ya lo volvimos a subir al valor de diciembre en tres cuotas". En cambio, en EE.UU. el precio retrocedió a más de la mitad por la caída de los valores internacionales.
"El país está al revés. Cuando el petróleo estaba a u$S115 el barril, acá estaba subsidiado a 42 dólares. Y ahora que el barril está en los u$s50 aproximadamente, nosotros estamos a u$s77 subsidiando unos 7 dólares", analiza la dirigente.
"Vaca Muerta con un barril a este precio va a producir un parate infernal", estima la especialista, que reconoce a La Nación los esfuerzos del presidente de YPF, Miguel Galuccio, en acercar nuevas inversiones para el país.
"El problema más grave es que no se implementó un plan energético nacional. Hemos gastado miles de millones de dólares en importación de combustibles que deberían haber ido a educación, hospitales o a construir viviendas", remarca.
"Si tomás un cargo dirigencial con el objetivo de acrecentar tu patrimonio, tu ego o tu poder sólo vas a lograr un éxito muy transitorio. A la larga se va hacia el fracaso. El objetivo de ser un dirigente debe ser mejorar los negocios, pero para los demás", concluye.
Fuente: Mdzol.com