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Para el próximo martes, la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) de Chiapas alista la toma de tres dependencias en la capital: la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, así como las secretarías del Campo, y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, en búsqueda de que los apoyos lleguen al campo.
El 7 de junio, unos 100 pobladores de la zona alta del estado mostrarán su inconformidad ante el proyecto para la presa hidroeléctrica; harán llegar un documento a la paraestatal, en el que advierten que no dejarán que se efectúe su construcción pues podría inundar viviendas y los cultivos de los municipios de Simojovel de Allende, Huitiupán y Chenalhó.
El proyecto que se diseñó desde los años 70, no ha sido rechazado, dijo Juan Domínguez, uno de los pobladores. Contempla unas 20 mil hectáreas de tierras, incluyendo zonas urbanas de los municipios de Amatán, Simojovel, El Bosque, Chalchihuitán, Pantelhó e incluso San Andrés Larráinzar.
La planeación de esa presa hidroeléctrica traería división en las comunidades, entre quienes decidan vender sus viviendas y los que no, recalcó el poblador al ofrecer una entrevista en la capital.
El líder nacional, Álvaro Islas, recalcó que la necesidad la organización del gremio campesino en el país, sobre todo porque el campo es importante para México. Las marchas muestran que cada sector campesino exige lo que le corresponde.
Por su parte, el dirigente Carlos Luna agregó que por ahora se efectúan acuerdos entre los integrantes de la UNTA de los diferentes estados.
Ambas movilizaciones serán pacíficas; los pobladores de la zona alta señalaron que en la suya no se pretende bloquear carreteras; los integrantes de la UNTA se mantendrá alejados de la violencia y cerca del diálogo, como suele suceder con la organización, recalcó Luna.