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El "ecotrineo" español impulsado por el viento culmina su travesía de 2.000 kilómetros por Groenlandia
Su equipo llegó el pasado sábado por la tarde a Kangerlussuaq, en la costa suroeste de Groenlandia, tras poner fin a la expedición Cumbre de Hielo Groenlandia 2016 después de cinco semanas de aventura.
"La expedición ha cumplido absolutamente sus objetivos: alcanzar la cima principal de la capa de hielo de Groenlandia y demostrar que el trineo podía transportar una carga contundente", asegura Larramendi. Y así ha sido. El vehículo -de 12 metros de largo por 3,5 de ancho- ha salvado un desnivel de 2.000 metros de altitud para llegar a los 3.240 de la base científica norteamericana Summit Camp y se ha mostrado capaz de desplazar con soltura a sus seis tripulantes y dos toneladas de peso a velocidades de hasta 25 kilómetros por hora. Desde Summit Camp, el equipo inició el descenso hacia la costa este, donde un helicóptero se acercó hasta la expedición para el intercambio de parte de la tripulación en la última fase del recorrido, y la que también sería la más peligrosa.
"El viento nos desvió ligeramente al norte y entramos de repente en un campo de grietas en el hielo cuando apenas quedaban cinco kilómetros para llegar al destino. Por suerte, pudimos establecer una zona de seguridad y no hubo que lamentar ningún tipo de daño", recuerda Larramendi.
Tan novedoso como tradicional
A principios de los años 90, Larramendi se embarcó en una aventura de tres años que le llevó desde Groenlandia a Alaska y durante la que convivió con el pueblo inuit, del que aprendió a construir trineos con recursos reducidos. Filosofía que también inspira el Trineo del Viento y que, a su juicio, tiene tres ventajas: "Es limpio, barato y simple. Es la demostración de que es posible hacer investigación limpia con una fórmula pionera y distinta", sentencia el explorador español. Las motos de nieve, por el contrario, tienen una autonomía limitada y, con frecuencia, el trabajo de los científicos se limita al entorno más cercano del lugar que establecen como base. Larramendi espera que esta iniciativa "sirva de espaldarazo definitivo de este vehículo como herramienta para la exploración polar española e internacional".
Bajo esta idea, los miembros de la expedición -patrocinada por Tierras Polares y apoyada por la Sociedad Geográfica Española- han realizado perforaciones de hasta 13,5 metros de profundidad para obtener muestras de hielo y nieve que serán analizadas por científicos del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), de la Universidad de Alcalá de Henares y por el glaciólogo norteamericano Jason Box, del Servicio Geológico de Dinamarca, en estudios sobre el cambio climático.Experiencia que también ha servido para constatar la amenaza del calentamiento global. "Estos meses de mayo y junio han sido los más cálidos jamás registrados en Groenlandia y damos fe de ello. Nunca hemos visto un nivel de deshielo tan brutal y excepcional, casi mes y medio antes de lo que suele ser habitual", comenta Larramendi con preocupación. Varios grados sobre cero a 2.200 metros de altitud y un comportamiento errático de los vientos nocturnos polares son otras de las situaciones extrañas a las que han tenido que hacer frente y que han dificultado más si cabe la travesía. Obstáculos que animan a sus impulsores a volver a repetir la experiencia dentro de un año con proyectos científicos aún más ambiciosos. Ya conocen el camino.
Fuente: http://www.elmundo.es/