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Después de destrozar el salario del obrero petrolero, ahora van por la productividad
Proponen disminuir la carga horaria y reducir personal por turnos para los equipos de torre, entre otras medidas. Los trabajadores petroleros no podemos dejar pasar esta extorsión de los empresarios y el gobierno. Hay que proponer un plan de lucha que incluya paro activo y asambleas.
Trabajador petrolero
Algo que resultaba increíble, el hecho de sólo mencionarlo hasta hace muy poco tiempo, cuando el otrora fuerte Sindicato Petrolero que conduce el eterno secretario y senador Guillermo Pereyra alardeaba de resolver todo conflicto en las mesas de diálogo, largas rondas de café de por medio, aunque siempre atentos al humor del trabajador, por lo general estas conversaciones terminaban con acuerdos que permitían al trabajador estar tranquilo, (si bien no eran grandes conquistas) ya que se sostenía al menos de cierta manera la estabilidad laboral y un salario que se adaptaba más o menos a los vaivenes del costo de vida. Este frágil balance se derrumbó completamente con el cambio de signo político (que por cierto el Sindicato llamó a apoyar y sostienen al día de hoy) aunque ya se veía venir desde el gobierno anterior con la irresoluta crisis energética que colapsó ya a esta parte, y de la que hacen cargo al pueblo pobre y trabajadores con la quita de subsidio y aumento de tarifas, ignorando la falta de previsión e idoneidad en la materia, como bien lo supo decir el actual ministro de energía Aranguren (accionario de la empresa de energía Shell).
Estos últimos meses vieron a nuestro representantes gremiales literalmente mendigar, ante el ministerio de trabajo y las cámaras empresariales, en la paritaria más larga que se tenga memoria, con sucesivas prórrogas que derivaron en este último incremento salarial (alrededor de un 30%), a pagar en cuotas que se terminan de saldar entrado el 2017, sin tener en cuenta todos los posibles aumentos de aquí al año entrante. Durante el tiempo que mantuvieron conversaciones se despidieron, a pesar de la paritaria, a miles de trabajadores petroleros que perdieron su empleo o fueron obligados arreglar para retirarse de la actividad, en el caso de Neuquén también se concretó un plan de suspensiones rotativas para reducir cargas salariales.
Después de firmado el convenio, al que se llegó sólo cuando se paró la producción por 24 horas en Neuquén y Río Negro (48 hs en el resto del país), ya que el diálogo se mostró francamente estéril, estos últimos días nos desayunamos con la extorsión de las cámaras empresariales (CEOPE, entre otras), expresando que no se incluía el pago del incremento salarial pactado (la primer cuota, un 18%) hasta tanto el sindicato no se mostrara franco en discutir el tema de productividad. Afirman reflejar pérdidas en sus ganancias ya que la actividad debido a la crisis de energía y el precio del barril (sin tomar en cuenta que el estado subsidia la actividad, el único subsidio que persiste después del cambio de gobierno).
El nuevo régimen de trabajo de los petroleros que proponen exige, entre otras cosas: rotación de personal, montaje nocturno de equipos y operación con cuadrillas reducidas entre otros ítems. Lo único que le faltó negociar al sindicato fueron horas extras en servicios especiales y la duración de la jornada de trabajo, pero la precarización del trabajo estuvo a la orden del día, operaciones con cuadrillas reducidas, montaje y desmontaje de equipo en la noche y el “redimensionamiento” de la industria, una forma bonita de habilitar más despidos y suspensiones en el sector petrolero. Esto apunta también en contra de todas las conquistas en materia de seguridad laboral que el sindicato logró en los últimos 20 años.
Desde los medios de información regionales se destaca un principio de acuerdo entre las tres partes, pero el mismo es claramente desventajoso y ha movilizado a tibias asambleas por sectores y más discusiones con las empresas que ya hacen oídos sordos a la situación. Nuestros representantes gremiales anuncian la posibilidad de un paro, como siempre que se expresa malestar entre los compañeros, medidas que después no concretan
Estas actitudes tibias pulverizaron el salario en estos últimos años y ahora van por la seguridad y estabilidad laboral del trabajador, es hora de forzar a nuestros delegados a llamar a asambleas y organizar un paro activo que muestre la fuerza de la organización, no olvidemos que a pesar de la traición del sindicato de Pereyra hacia los otros sindicatos del sector en el paro de fines de Junio (lo que dejó en orsai a los sindicatos del sur) fue la única medida efectiva para arrancar un logro a la patronal. No podemos resignar ahora la estabilidad laboral y la seguridad del trabajador en aras de estos empresarios que dicen sólo tener pérdidas sin mostrar un solo libro de contabilidad que confirme sus dichos.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/