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El trabajo, elaborado por el Equipo de Economías Regionales del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) asegura que, “tal como se muestra en cada complejo regional, la devaluación del tipo de cambio y la quita de retenciones no han dinamizado las exportaciones”.
Dicha afirmación, Cepa la fundamenta precisando que “en general, los problemas están relacionados a la demanda, y no a la competitividad del tipo de cambio, tal como fue diagnosticado por la actual gestión desde antes de asumir en diciembre último”.
En tal sentido, los economistas de Cepa, señalan que el “efecto precio” resultante de la alteración del tipo de cambio, “sólo favoreció a un puñado de exportadoras, dejando afuera, y en algunos casos directamente perjudicando (como a los del sector porcino, avícola o lácteo), a la amplia mayoría de los productores”, así como a los eslabones más débiles de las cadenas regionales, que no se vieron beneficiados con los “significativos incrementos de los precios” a los consumidores finales en el mercado local, ya que la concentración sectorial (supermercados) se apropió de la diferencia.
Cambio regresivo
Al respecto, el informe sostiene que “estas asimetrías en los márgenes de ganancias como resultado de la concentración en cada uno de los complejos (verdadero problema estructural)”, no es un tema abordado en materia de política pública, ya que quedan cuentas pendientes en materia de “reducción de costos logísticos, implementación de políticas de transferencias tecnológicas para los eslabones más débiles y, fundamentalmente, regulación de precios en los distintos eslabones de la cadena”.
En tal sentido, el trabajo afirma que “las transformaciones que experimentaron las economías regionales han sido heterogéneas y regresivas”, en tanto que “la heterogeneidad implica un diferente impacto según los actores de cada complejo”.
Los actores vinculados a la industrialización y comercialización (que abastecen al mercado externo e interno), no han registrado la misma evolución que los pequeños productores”, de ahí que “el cambio fue regresivo para estos últimos, con serias dificultades en términos de viabilidad económica”.
Producción hortícola
Este segundo informe del CEPA, incluyó la situación del sector hortícola, que cobra renovada actualidad ya que este miércoles realizó un “Frutazo” en Plaza de Mayo.
Para contextualizar a este importante sector, según el Censo Frutihortícola Bonaerense de 2006, el 90 % de la producción se localiza en el tercer cordón del conurbano bonaerense y en las afueras de la ciudad de Mar del Plata, “verdura fresca que llega a la mesa de quienes viven en la provincia de Buenos Aires”.
Según el trabajo de CEPA, las problemáticas mencionadas fueron comunes y entre ellas se pueden detallar principalmente “los aumentos de los costos de producción, que incluyen nuevos precios de arrendamiento, y la dificultad de comercializar su producción debido a los bajos precios de venta que les imponen los intermediarios”.
En tal sentido, el estudio asegura que “las medidas macroeconómicas implementadas por el Gobierno Nacional, como la devaluación del 50% y el consecuente aumento de los insumos para la producción, los incrementos en las tarifas de energía eléctrica (fuente indispensable para el riego de los sistemas hortícolas), y la suba de combustibles, entre otros aumentos, han generado que los costos de producción prácticamente se hayan duplicado”. (ver: https://goo.gl/Q5LzPe)
En cuanto a la comercialización, los intermediarios que compran la mercadería de estos productores “suelen hacerlo a un precio demasiado bajo como para afrontar estos nuevos costos de producción. Un ejemplo de ello son la lechuga mantecosa y la espinaca”, indica Cepa.
En el caso de la lechuga, el productor recibe de los intermediarios un promedio de $30 por cajón de 8kg, mientras que vendiéndolo en ferias populares recibe $200 por la misma cantidad. En el caso de la espinaca recibe $15 (por cajón de 12 paquetes), mientras que en la feria lo coloca a una promoción de 2 paquetes por $15 pesos.