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Internos del Penal 3 de Bariloche crearon una granja para producir animales y verduras y donar alimentos a Centros de Abuelos de la ciudad. Una actividad sin antecedentes en la región, contó Cecilia Martínez, coordinadora educativa de la unidad, en una nota a El Cordillerano.
La iniciativa la llevan adelante un grupo de cinco detenidos que asisten a la escuela diariamente. Fue en una clase de Ciencias Naturales donde surgió la idea. La autorización del Director, Héctor Maglione, fue casi inmediata, pero el gran inconveniente era la falta de espacio. “Detrás del aula nueva (donde se dictan clases escolares) había un lugar, pero estaba lleno de piedras y escombros, en pocos días sacaron todo y dejaron limpio para empezar con el proyecto”, comentó Martínez.
Entonces inició la construcción. El dinero para adquirir elementos necesarios salió de la venta de algunos muebles que realizaron en madera. Pero fue fundamental la ayuda del equipo de docentes que aportó cajones, tierra, semillas y un nylon para formar el invernadero. Oscar Murra, quien maneja la carpintería del penal, puso el dinero inicial para adquirir gallinas ponedoras. Se sumaron también pollitos y conejos. Un profesor de Educación Física los asesoró en la huerta. Así, idearon un sistema de goteo para el regado de las plantas e hicieron un pequeño tendido eléctrico en el lugar. Todo ya está en marcha, aunque -dicen- aun quedan algunas cosas por hacer.
Lo cierto es que la experiencia ya es muy significativa para el grupo. “Somos un gran equipo, ahora tenemos un compromiso, somos responsables de la vida de estos animalitos y hay que atenderlos, limpiarles los cajones, darles de comer”, dijo Agustín, uno de los granjeros. Por su parte, Martínez valorizó que “hay gente que tiene muy buena voluntad de salir adelante, de cambiar su forma de vida”.
Los internos remarcaron que están aprendiendo un oficio que podrían aplicar cuando estén en libertad, ya que a la mayoría le falta muy poco para cumplir su condena. En este sentido, no descartan armar una cooperativa, una granja propia que les permita generar sus propios ingresos. De todos modos, quieren dejar el lugar terminado antes de salir, dando el pase a los que quieran seguir con el proyecto. La buena noticia para ellos y todo el penal es que algunos compañeros están empezando a colaborar.