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RÍO DE JANEIRO.- En Brasil ya no hay más margen para disimular la gravedad de la crisis económica.
Golpeado por una fuerte recesión, a la que se suman una caída en la recaudación y un aumento incontrolable de la inflación, el gobierno de Dilma Rousseff, cada vez más aislado políticamente y con una impopularidad récord, presentó ayer al Congreso su proyecto de presupuesto nacional para 2016, que por primera vez en la historia prevé un déficit fiscal de casi 8500 millones de dólares, equivalente al 0,5% del PBI.
"Debido al escenario de ingresos, e incluso después de nuestro esfuerzo de contención del crecimiento de gastos tanto obligatorios como discrecionales, aun así no será posible cumplir con nuestra meta anterior de resultado primario, que era de 34.000 millones de reales [US$ 9392 millones]. Frente a este nuevo panorama de ingresos y gastos, nuestra previsión para el próximo año es de un déficit primario de 30.500 millones de reales [US$ 8425 millones]", reconoció el ministro de Planificación, Nelson Barbosa, acompañado por el ministro de Economía, Joaquim Levy, durante una conferencia de prensa en Brasilia.
Según algunos analistas, con esta decisión, el gobierno estaría intentando compartir el costo político del ajuste con el Congreso, que es cada vez más hostil con aquél. Sin embargo, el presupuesto en rojo amenaza la calificación de grado de inversión de Brasil.
Hasta último momento, Dilma intentó evitar que el presupuesto de 2016 quedara en rojo. La alternativa, impulsada por el neoliberal ministro Levy, era la reintroducción de un impuesto al cheque. Pero durante el fin de semana tanto empresarios y banqueros como líderes del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), expresaron su oposición a esa salida.
En momentos en que la presidenta cuenta con apenas un 8% de respaldo popular en gran parte por el escándalo de corrupción en Petrobras, sufre críticas de su propio partido por el feroz ajuste implementado por Levy y la oposición pide su juicio político en el Congreso, no le quedó otra opción que dar marcha atrás con ese tributo.
Después de todo, en estos tiempos tan revueltos, han sido los grandes industriales y banqueros quienes han salido a defender a Dilma frente a los reclamos de impeachment, proceso al que hasta ahora se ha resistido también el PMDB, que cuenta con la presidencia de ambas cámaras legislativas.
"El presupuesto con déficit es algo extremadamente preocupante. ¿Pero por qué el presupuesto registró ese déficit? Primero, para mostrar la transparencia absoluta de las cuestiones presupuestarias. O sea, no hay maquillaje en las cuentas", salió a apoyar la decisión el vicepresidente Michel Temer, del PMDB, que pidió la comprensión y el esfuerzo de toda la sociedad.
"Necesitamos del apoyo de todos los sectores de la economía brasileña. En particular, del Congreso Nacional. Tenemos que construir juntos una solución para la crisis económica. La crisis es grave y necesitamos reunificar el país. Necesitamos de una unidad nacional para tener más tranquilidad social", apuntó Temer, quien en la eventualidad de un impeachment de Dilma asumiría el comando del país.
Durante la conferencia de prensa, el ministro de Planificación, Barbosa, buscó mostrarse de todos modos positivo e insistió en que no se recortarán los planes sociales. Señaló que la economía irá mejorando "gradualmente" e indicó que el gobierno prevé para 2016 un crecimiento del PBI de 0,2% y una inflación de 5,4%.
Sus proyecciones son por demás positivas si se considera que Brasil ya entró en recesión con una contracción económica del 0,7% en el primer trimestre de este año y del 1,9% en el segundo, mientras que la inflación supera el 9%, el doble de la meta oficial.
Además, ayer mismo, el Boletín Focus, que emite semanalmente el Banco Central sobre la base de estimativas de los analistas del mercado, ya pronosticó una reducción del 2,26% del PBI para este año (frente al -1,46% del gobierno) y una caída de al menos 0,40% para 2016.
Como resultado de estas nuevas malas noticias económicas, que hacen más difícil para Brasil sostener el grado de inversión en las calificadoras de riesgo internacionales, ayer la Bolsa de San Pablo cayó un 1,12%, para cerrar el mes con una pérdida acumulada del 8,33%. En tanto, el dólar se disparó frente al real y, después de llegar a cotizar a 3,68 reales a media mañana, terminó el día avanzando un 1,17%, para cerrar a 3,627; en lo que va del año, la moneda brasileña se ha depreciado un 36% frente a la norteamericana.
En medio de insistentes rumores de su agotamiento y posible renuncia al no poder llevar adelante por completo sus planes, el ministro de Economía prefirió subrayar que pese a los traspiés el país está en la dirección correcta.
"Sabemos adónde queremos llegar y cómo vamos a llegar a un Brasil más justo y eficiente. Necesitaremos de un puente seguro que tenga estabilidad para llegar allí. Pueden ser acciones provisorias, temporales, para que lleguemos. Este presupuesto que presentamos provoca una reflexión, que es normal en este momento en el que Brasil vive un cambio muy significativo en el escenario económico", resaltó, y llamó a la "armonía entre los poderes".
En el Congreso, sin embargo, la oposición no tardó en atacar el déficit asumido por el equipo de Dilma en su proyecto de presupuesto.
"Asistimos a un definitivo certificado de incompetencia de este gobierno. En un día en que el gobierno, en verdad, demuestra por sus propios actos su incapacidad para gobernar Brasil después de 13 años de PT en el poder, no fueron pocas las alertas que hicimos a lo largo de todos estos últimos años, y el gobierno ni siquiera consigue presentar al Congreso una propuesta de presupuesto equilibrado", acusó el senador Aécio Neves, líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que el año pasado perdió las elecciones frente a Dilma por el menor margen en la historia de Brasil.
ROLLS ROYCE, MANCHADA POR EL PETROLÃO
La empresa británica Rolls Royce pagó sobornos a ejecutivos de Petrobras, según declaró ante la justicia federal brasileña un ex funcionario de la petrolera, en un caso que se suma a otro en el que una compañía extranjera aparece envuelta en el escándalo del petrolão.
Pedro Barusco, ex gerente de la Dirección de Servicios de Petrobras, que optó por la delación premiada ante el Ministerio Público Federal, afirmó que Rolls Royce sobornó a funcionarios para ser elegida como proveedora de turbinas para las plataformas marinas.
Luego del supuesto pago de una coima, la multinacional británica, que en Brasil estaba ligada al empresario Julio Faerman, vendió a Petrobras turbinas por 100 millones de libras esterlinas, declaró Barusco a los fiscales a cargo de la causa Lava Jato.
Faerman, supuesto representante de Rolls Royce en Brasil, ya había pagado sobornos a empleados de alta jerarquía de Petrobras al menos desde 1998, reportó Barusco bajo juramento ante la justicia.
Fuente: Lanacion.com.ar