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La crisis humanitaria desatada por la guerra en Siria entró ayer en una nueva y dramática etapa cuando entre 30.000 y 40.000 personas se precipitaron a la frontera turca tratando de escapar de la ofensiva militar lanzada en la provincia de Aleppo por el presidente Bashar al-Assad y sus aliados rusos.
Las fuerzas militares turcas intentaban anoche contener el virtual tsunami de refugiados decididos a dejar atrás un país destruido por cinco años de guerra civil, cerrando los pasos fronterizos a la multitud de sirios que llegaban procedentes de Aleppo.
Apoyadas por intensos bombardeos rusos, las fuerzas gubernamentales de Al-Assad y sus milicias aliadas avanzan en esa provincia del norte de Siria, que estuvo desde 2012 en manos de rebeldes que intentan derrocar al régimen. El objetivo de esa ofensiva es asfixiar Aleppo, último reducto opositor en una de las ciudades más importantes del país.
A comienzos de semana, videos realizados por activistas mostraban cerca de 70.000 personas que se dirigían hacia la frontera con Turquía. Algunos transportaban bultos con ropa y los pocos objetos de valor que pudieron rescatar antes de emprender el éxodo. Otros viajaban con las manos vacías.
"Hay tanta gente en movimiento que abandonamos toda pretensión de coordinación con los líderes militares. Solo nos ocupamos del aspecto humanitario, levantando carpas y procurando comida. Es una auténtica pesadilla", confesó Munzer Sallal, uno de los responsables de la región de Aleppo.
Esos miles de personas que hacen presión en la frontera también son una pesadilla para la Unión Europea (UE) y para el gobierno turco, que ya acoge a 2,5 millones de refugiados sirios.
La expatriación forzada no ha terminado. Para el viceministro de Asuntos Europeos turco, Ali Sahin, si las operaciones militares continúan en Aleppo, el número de personas que tratan de ingresar a su país podría superar los 100.000 fugitivos. Según los trabajadores humanitarios, en los distritos aún en poder de la oposición, sólo en la ciudad de Aleppo, excluyendo los suburbios, hay unos 500.000 habitantes.
Las mismas fuentes relatan escenas de pánico generalizado, con civiles que huyen de ciudad en ciudad. Los refugiados no sólo escapan de Aleppo; también abandonan zonas más al Norte, cerca de la provincia de Homs, otro blanco de intenso bombardeo.
"La multitud que estaba en los campos del norte de Aleppo se dirige ahora en largas columnas de desamparados hacia Turquía. En este momento, mi cabeza no está en Londres sino en nuestra frontera", declaró anteayer el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, durante una conferencia de países donantes en la capital británica, que reunió 10.000 millones de dólares. "¿Cómo haremos para darles techo y asistencia?", agregó.
El operativo sirio-ruso provocó el fracaso de las frágiles negociaciones de paz que habían empezado a comienzos de semana en Ginebra. Ahora los líderes occidentales tratan de imaginar cuáles son los objetivos militares del presidente ruso, Vladimir Putin, y si éstos incluyen ayudar a Al-Assad a recuperar el territorio que le había arrebatado la oposición.
Para reforzar aún más la cooperación entre el bloque y Ankara, obtenida a cambio de 3000 millones de euros y la reactivación de las negociaciones de una eventual integración a la UE, la canciller alemana Angela Merkel viajará a la capital turca el lunes por segunda vez en cuatro meses.
Según un reciente acuerdo, Ankara exige ahora a los sirios la presentación de una visa para entrar en Turquía. Esa medida constituye un cambio radical en la política anterior, que convirtió ese país en el principal refugio de las víctimas de la guerra.
La presión migratoria es tan severa que la UE reflexiona seriamente sobre la posibilidad de instalar no solo hotspots en Grecia e Italia, principales puntos de entrada a Europa, sino también centros de detención para aquellos migrantes que no hayan obtenido el asilo.
En declaraciones a la prensa, el comisario europeo para la Inmigración, Dimitris Avramopulos, recordó que la finalidad de los hotspots es la de reforzar el proceso de inscripción, identificación y obtención de huellas dactilares en el momento de la llegada.
"Pero también necesitaremos centros de detención o de expulsión para aquellas personas cuyas solicitudes sean rechazadas. Sobre todo si hay riesgo de huida o negativa a partir voluntariamente", precisó. (Fuente: La Nación).