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Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) desarrollan un bioproducto que previene enfermedades en cultivos como el tomate, la lechuga o el trigo gracias al cual se evita la merma en la producción agrícola por fitopatologías y el perjuicio económico para los productores.
El formulado fue elaborado de manera conjunta por el Centro de Investigaciones de Fitopatologías (CIDEFI) y el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI). Este bioproducto estimula el sistema inmune de las plantas a través de la acción de un hongo de suelo (Trichoderma harzianum) que forma parte de la solución.
En declaraciones a Agencia CTyS-UNLaM, Cecilia Mónaco, miembro del equipo de trabajo y Doctora en Ciencias Naturales de la UNLP, explicó: “El agente fúngico desencadena reacciones bioquímicas en los cultivos, activando sus mecanismos defensivos y provocando que, posteriormente, sean tolerantes o resistentes a diferentes infecciones”.
Según contó la investigadora, el bioproducto actúa directamente sobre la planta y la hace más fuerte y robusta al presentar un “antagonista” de los patógenos que pueden afectar su sanidad. A su vez, la especialista contó que, luego de implementar la solución, las esporas del Trichoderma harzianum suspendidas colonizan la zona y desarrollan paulatinamente una población que penetra en la raíz del cultivo, estimulando sus procesos de resistencia.
Este método puede ser empleado sobre el suelo o administrado en forma aérea. Además es ecológico ya que no contamina el ambiente ni deja residuos en la producción. Tampoco implica riesgos para quien lo utilice y puede ser incorporado a un programa de manejo integrado de enfermedades.
De acuerdo que lo que comprobaron los investigadores el bioproducto debe ser renovado en el suelo cada 20 días para restablecer la población del Trichoderma harzianum. En el caso de esparcirlo a través de una técnica de rociado, debe complementarse con un aditivo que impida la desecación y proteja al hongo de la luz ultravioleta.
El formulado genera resultados superiores al servicio de un productor orgánico y no apunta a la agricultura de gran escala. “Fue pensado para aplicarse a un cultivo intensivo, en terrenos más pequeños”, señaló Mónaco. No obstante, mediante la incorporación de alguna fuente alimenticia para estimular el desarrollo de la población del hongo, el método resultaría efectivo al recubrir, por ejemplo, semillas de trigo.