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La mala prestación del servicio eléctrico
Por Héctor Rodríguez Salas- Cuando se generaliza sobre la Energía todas las opiniones se dirigen a las reservas del petróleo, el precio del barril, el gas licuado importado, las exigencias de las generadoras, la presión de las distribuidoras, (la mitad en manos de los gobiernos provinciales), las tarifas artificiales acomodadas por los gobiernos, y los reclamos de todos los sectores que viven de la actividad, y sobre todo la incidencia en la facturación de los servicios a la población con menores ingresos.
Pero se omite señalar que el petróleo, sus derivados combustibles y el gas en cualquier versión se pueden reemplazar. Se demuestra y se comprueba en las cuatro provincias del Nordeste.
En el NOA y en gran parte del país la falta de electricidad paraliza la actividad, sea administrativa, comercial, industrial o particular, porque además de detener automáticamente toda actividad, le añade incertidumbre y nerviosismo porque falta respuesta o información sobre el tiempo del retorno a la actividad plena.
En los planes propuestos por economistas y políticos solamente se sugieren como alternativa incorporar generadores eólicas y/o solares, aparentemente sin tecnologías comprobables de desarrollo tecnológico y hasta ahora solamente aplicables en puntos y zonas aisladas donde no llega la red eléctrica física. Recordar que en este país la red eléctrica por cable vincula desde Chubut hasta Jujuy al 96/98 por ciento de la población.
Los años 90 y la disolución de Agua y Energía Eléctrica
El descalabro del sistema eléctrico argentino comenzó en 1990/92 durante el período Menem, Cavallo, Dromi, cuando se ordenó la disolución y desaparición de Agua y Energía Eléctrica de una manera tan terminante que no pudiera ser resucitada jamás, privatizando las centrales térmicas e hidráulicas a precios de remate, acordando a los nuevos dueños altas tarifas como incentivo. Esto fue el origen de las tarifas subvaloradas sin un cálculo de costos o matriz eléctrica que lo justificaran.
Solo se excluyeron las nucleares por falta de oferta, y las binacionales Yacyretá y Salto Grande por los Convenios Internacionales y la reacción negativa de la población argentina.
La aprobación por el Congreso Nacional de la Ley 24065/01, sin mucho estudio o análisis, desconocida y no experimentada en el país, creando el Mercado Eléctrico Mayorista, (MEM) incluía un artículo que permite modificarla por medio de resoluciones de la Secretaría de Energía, (es la Secretaría que políticamente legisla y ordena) agregando e incorporando conceptos y modismos novedosos como la división del Sistema Interconectado Nacional. Esto es algo que físicamente parecía imposible; separar la generación, la transmisión y el consumo, y entregársela a distintos dueños: Transener 500 kv, Transnea 132 kv y Distribuidoras Provinciales 13,2, 0,400, 0,231 kv.
Con esta ley se perdió la matriz energética del país, que calculaba Agua y Energía Eléctrica, el abastecimiento casi gratuito, (independiente del petróleo y el gas) proyectado con el Paraná Medio, Yacyretá y Salto Grande, con futuro de importador a países vecinos.
Además se perdió la sincronización y control del Sistema Interconectado Nacional que regulaba desde Agua y Energía Eléctrica el funcionamiento y el escalonamiento de las protecciones y la regulación de las nuevas incorporaciones al sistema.
En la actualidad ante una interrupción del servicio, o pérdida (caída) de tensión, por energía reactiva originada en forma creciente por los electrodomésticos, todos los actores transfieren responsabilidades, pero nadie señala las conexiones ilegales y los transformadores furtivos.
Es preciso recordar los costos de funcionamiento comparativos de las usinas: para la hidráulica, combustible cero, personal tres veces menor y minutos de maniobrabilidad para entrar en servicio, además de provisión del elemento agua, casi infinita y constante.
En los años 90 el país tenía una demanda de 10.000 MW, instalados 20.000 MW, (aproximadamente 60 Térmicas, 45 hidráulicas, dos nucleares).
Actualmente la demanda llega en situaciones de emergencia/pico o climáticas/atmosféricas, a los 30.000 MW y como la potencia instalada no supera los 25.000 MW comienza la importación a precios muy altos desde Brasil, Uruguay, o la compra “Delivery”, mucho más gravosa, a particulares.
Además se restringen la generación de hidráulicas como las alimentadas por el Río Limay, Chocón, Piedra del Agua, etcétera por falta de agua, y se aumenta Térmicas alimentadas por fueloil, y nucleares que resultan peligrosas y sin repositorios de sobrantes radioactivos.
En un balance general aproximado se observa que se perdió la proporción entre térmicas, (incluyendo nucleares), e Hidráulicas en un 70 a 30 y esto en un futuro de matriz energética reflejaría un costo por lo menos no justificado.
(El autor es ex integrante de Agua y Energía Eléctrica de la Nación y ex profesor de la Facultad de Ingenieria de la UNNE).
Conclusión:
Aspiro se considere la solución de los Cortes de Energía eléctrica considerando que lo urgente es atender los cortes de energía eléctrica, previo a los del Gas natural.
La importancia de convocar a profesionales especializados que conocen la anterior Agua y Energía Eléctrica y que tienen experiencia en el servicio de electricidad.
Observar que la industria nacional fabrica turbinas hidráulicas que ya se hicieron para Yacyretá y en el país se fabrican los demás componentes.
Tener presente que las usinas térmicas vienen del exterior para gas natural, aquí no se fabrican, se ocupan divisas y mano de obra de otros países para después modificar las turbinas para fueloil por falta de gas natural.
Proponer una organización similar a Agua y Energía Eléctrica, “factor de progreso” con el objetivo de ordenar, controlar, regular, cada etapa del Sistema Interconectado.
Observar detenidamente la propuesta de construir nuevas Centrales Nucleares hasta tanto se cuente con algún depósito de restos de material radioactivo. Las antiguas nucleares de 1973, Atucha y Río Tercero, están vencidas y sus fosos de agua, donde se acopian los restos que aún emiten, están desbordadas.
Fuente: http://www.diarionorte.com/