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Desde que los investigadores del CERELA desarrollaron el Yogurito, buscaron la manera de trasladar sus beneficios a otros alimentos, para que pudiera llegar a más escuelas del país. Así, desarrollaron un producto en polvo -BIOSEC- que contiene la bacteria Lactobacillus rhamnosus CRL 1505 presente en el yogur probiótico y se puede agregar en la leche chocolatada o en un jugo de frutas, por ejemplo.
Como si fuera poco, también lograron trasladar estos beneficios a un alimento muy deseado por los chicos: el sándwich. La doctora Graciela Font, directora del Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA-CONICET) señaló a la Agencia CTyS-UNLaM que “los chicos pueden cansarse de consumir siempre lo mismo y, por eso, desarrollamos más opciones que se pueden incorporar en los comedores escolares”.
La investigadora María Pía Taranto especificó que “con una feta de 20 gramos dentro de un sándwich fresco se logra la misma concentración del probiótico que en un pote de Yogurito, en tanto que seguimos pensando en sumar la bacteria Lactobacillus rhamnosus en otras presentaciones, como por ejemplo en flanes que se preparan sin calentamiento”.
Si bien este programa ha avanzado muchísimo, desde el CERELA no se conforman con que solamente alcance a los niños en edad escolar. “Es una ambición que los beneficios puedan llegar a todo el país y a personas de todas las edades, por lo que el CONICET está abierto a establecer convenios con más provincias, municipios, e incluso con países sudamericanos que ya mostraron su interés en estos desarrollos”, indicó Graciela Font.
“El Estado es consciente de que incorporar estos productos de última generación en la dieta de las poblaciones más vulnerables es una manera de hacer prevención en salud”, observó Font. Y agregó: “Países como Japón entendieron que prevenir en salud permite reducir grandes gastos asistenciales, sobre todo en la niñez y en la ancianidad de la población”.
Es valioso que el Estado mantenga la entrega del Yogurito, del queso probiótico y de la chocolatada adicionada con BIOSEC a más de 300 mil chicos, pero no es viable que pueda solventar el acceso de estos productos a toda la población y, por ello, el CONICET está abierto a establecer convenios con empresas y a otorgar licencias para el uso de la cepa en el mercado nacional e internacional.
Prontamente, este programa dará un nuevo salto al comercializarse por primera vez. La Asociación de Productores Lecheros de Tucumán (APROLECHE) comenzará a producir distintos productos lácteos que contendrán el probiótico desarrollado por el CERELA a través de una nueva marca llamada ÑULAC.
“La gente nos suele consultar cómo pueden hacer para adquirir el Yogurito por ejemplo, porque solo tienen acceso a su consumo los niños en edad escolar, y está será la primera vez que se va a comercializar, si bien se mantendrá el espíritu social y se venderá bajo el programa Precios Cuidados”, especificó Font.
La idea es que una familia tipo pueda adquirir y consumir dichos productos de forma continuada, con el beneficio adicional de que las PyMEs, a pesar de no tener un gran presupuesto, sean capaces de producir alimentos probióticos y innovadores. En este sentido, la directora del CERELA destacó: “Nuestro equipo de investigación y desarrollo realiza visitas técnicas a las empresas que se suman al Programa Social Yogurito para que puedan mantener la calidad y la trazabilidad”.
Si bien hasta ahora no se comercializó el Yogurito, aquellas empresas que colaboran en la producción de los productos lácteos que se entregan en los comedores escolares han tenido un crecimiento notable. “Cerros Tucumanos y Amasuyo, dos empresas que producen el Yogurito y el queso probiótico en Tucuman, pudieron aumentar su capital, mejoraron la estructura de la planta e incorporaron más mano de obra”, manifestó María Pía Taranto.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial también ha colaborado con esta iniciativa en algunas provincias. Por ejemplo, en Misiones, identificó y le brindó asistencia técnica a la pyme láctea Cooperativa Alto Uruguay Limitada que actualmente se produce el Yogurito.
El Yogurito busca expanderse por todo el país y cruzar fronteras
Cualquier provincia o municipio que quiera sumarse a este programa puede contactarse con el CERELA-CONICET. De hecho, ya ha habido una experiencia lejos de las provincias del norte del país.
Desde hace dos años, se comenzó a producir Yogurito en la Universidad Nacional de Luján. La doctora Font aclaró que “el CONICET estableció el convenio con el Municipio de Luján, que es el que se hace cargo de los costos y de la entrega a los comedores escolares”.
Aunque un municipio no tenga una universidad a su alcance, puede actuar en conjunto con PyMEs lácteas de su región. “En todos los casos, para poder avalar el convenio, siempre hacemos visitas técnicas a las PyMEs, para verificar que están en condiciones de llevar a cabo la producción”, aseveró la doctora Taranto.
El Yogurito y los otros productos probióticos son entregados gratuitamente a unos 200 mil chicos en Tucumán, que es donde está radicado el CERELA, y a más de 100 chicos entre las provincias de Santiago del Estero, Entre Ríos y Misiones, a las que pronto se sumará Catamarca. Sin embargo, la experiencia pionera del Municipio de Luján muestra que es posible hacer extensiva su entrega a otras regiones del país.
En este sentido, la investigadora Taranto afirmó que “no es tan complicado poder acceder a este programa y, para nosotros, sería una satisfacción muy grande poder ver este proyecto a nivel nacional, pero somos consientes que tenemos que ir paso a paso”.
“Incluso, nos han contactado y manifestado su interés desde empresas y municipios o alcaldías de Chile, Venezuela, y nosotros sabemos que es importante esta vinculación entre el sector privado, el sector público y el sector científico-tecnológico”, añadió la especialista a la Agencia CTyS-UNLaM.
Donde sea que lleguen los productos probióticos, el CONICET es dueño del desarrollo y resguarda su transferencia. La doctora Taranto apreció que “el departamento de vinculación del CONICET trabaja activamente con la intención de concretar y difundir este programa y no va a pasar mucho tiempo para que se concrete en otros países”.
Un estudio con aval de UNICEF sobre el impacto social del Yogurito
La doctora María Pía Taranto comentó que “los estudios a nivel laboratorio permiten encontrar cada vez más propiedades a la bacteria Lactobacillus rhamnosus CRL 1505, cuyo consumo refuerza las defensas naturales”.
“En tanto, a través del ministerio de Educación, lo que se observa es menor ausentismo por enfermedades respiratorias y gastrointestinales, pero ahora se va a realizar un relevamiento mucho más preciso a través del Observatorio de la situación social de la Niñez y Adolescencia de Tucumán (ONAT) que cuenta con el apoyo de UNICEF”, valoró la investigadora.
El año próximo se tendrán datos más precisos del impacto de este desarrollo del CERELA. “El interés por los productos probióticos está creciendo en el Mercosur y Latinoamérica y cualquier microorganismo que tenga un estudio social tan importante resultará muy atractivo para ser incorporado en otros mercados”, valoró Taranto.
Por su parte, la directora del CERELA destacó que “este proyecto nació con una visión social y hoy estamos tratando estamos acompañando a las empresas que lo quieren comercializar para ponerlo en el mercado y, de esa manera, pueda llegar a más personas”.