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RIO DE JANEIRO.- Borrón y cuenta nueva en Brasil. Enfrentado a la dura realidad económica, con menos recaudación, más inflación y un pronóstico de recesión más profundo, el gobierno de Dilma Rousseff se vio obligado ayer a reducir la meta de superávit fiscal primario que se había propuesto para este año, del 1,13% del PBI para un mero 0,15%, y anunció nuevas reducciones de gastos para equilibrar las cuentas públicas.
"No estamos cambiando de rumbo. Estamos ajustando las velas porque el tiempo cambió", afirmó en Brasilia el ministro de Economía, Joaquim Levy, un banquero neoliberal que se incorporó a la administración a principios de año con la misión de sanear la contabilidad oficial durante el nuevo mandato de Dilma, después de serios desajustes durante su primer período.
El propio Levy, que es visto por los analistas financieros tanto dentro como fuera de Brasil como la más seria garantía de compromiso fiscal, se había resistido a rever los objetivos fijados hace unos meses por su equipo. A principios de año, el gobierno se había propuesto terminar 2015 con un superávit de unos 20.526 millones de dólares, pero la baja recaudación lograda durante el primer semestre (con una caída de 2,87%), el aumento de la inflación (que ya llega a 9%) y una contracción de la actividad económica que ya se prevé más fuerte de lo anticipado (se estima que la reducción del PBI será de 1,7%) no le dejaron muchas alternativas.
"No estamos abandonando la meta ni diciendo que tenemos todo resuelto y que podemos gastar. Pese a que reducimos la meta, al mismo tiempo asumimos el compromiso de garantizar la disciplina fiscal", apuntó Levy, al resaltar que se establecieron nuevos recortes presupuestarios por unos 2662 millones de dólares, que se suman al ajuste ya en marcha de 21.700 millones de dólares.
Por más que el ministro, apodado "Joaquim Manos de Tijeras", se esforzó en infundir seguridad, los mercados no recibieron con simpatía el anuncio que supone un paso atrás en el objetivo de reconquistar la credibilidad financiera internacional, tan necesaria para que Brasil vuelva a crecer. La Bolsa de San Pablo terminó la jornada con una caída de 1,09%, para cerrar por debajo de los 51.000 puntos por primera vez desde marzo, en tanto que el dólar se apreció un 1,65% frente al real, con una cotización final de 3,22 reales por unidad.
Queda ahora por ver cómo repercutirá la decisión en las agencias internacionales calificadoras de riesgo, que analizaban estos días una rebaja en la nota crediticia de Brasil, lo que supondría un nuevo golpe para el gobierno de Dilma.
ESTABILIZACIÓN
Antes de la conferencia de prensa de Levy, la propia presidenta, envuelta en una peligrosa crisis política que complica aún más el panorama, subrayó que la estabilización de las cuentas públicas es fundamental para retornar al crecimiento económico.
"Hoy perseguimos el reequilibrio de las cuentas públicas, que es una parte esencial para que la economía se recupere. Ya tomamos un conjunto de medidas, y algunas están dando resultados, como es el caso del realineamiento de los precios (...) y el hecho de que ha habido un aumento de las exportaciones -dijo Dilma durante un evento en la localidad paulista de Piracicaba-. Sin dudas estamos en un año de travesía, pero también en un año de posibilidades. Estamos actualizando las bases de nuestra economía y volveremos a crecer dentro de nuestro potencial. Nuestro objetivo es consolidar la expansión de la clase media porque queremos que Brasil sea un país de clase media y, al mismo tiempo, queremos competitividad con relación a los demás países."
El problema más grave que enfrenta la presidenta es que ni en su propio bando respaldan el severo programa de ajuste, con fuertes resistencias dentro del PT y sus aliados sindicales, además de sufrir un cisma en la coalición gobernante con su socio principal, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), en medio de constantes denuncias por el escándalo de corrupción en Petrobras, que afectan al gobierno.
Mientras el ambiente político se enrarece, cada vez son más las voces que piden el juicio político de Dilma, que goza de apenas un 7,7% de popularidad, según una encuesta divulgada esta semana.
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (del PMDB, pero ahora abiertamente opositor al gobierno), no dudó ayer en sembrar cizaña por la reducción de la meta fiscal. "Es una señal horrible al mercado", afirmó Cunha, que por su cargo es el responsable de autorizar o rechazar cualquier pedido de impeachment que llegue al Congreso. Ayer no podía disimular su satisfacción por el complejo escenario que tiene por delante Dilma.
BUSCAN DISCIPLINAR AL FISCAL QUE INVESTIGA A LULA
El Ministerio Público de Brasil inició un proceso disciplinario contra Valtan Timbó Mendes Furtado, el fiscal que abrió una investigación para determinar si el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva incurrió en tráfico de influencia para favorecer a una constructora.
El proceso disciplinario fue pedido por los abogados de Lula, para quienes el fiscal inició la investigación "sin ningún indicio de crimen" y sin respetar los plazos e instancias del organismo. De esta forma, piden que se anule la decisión del funcionario por irregularidades.
Lula es investigado por supuestamente influir, después de concluido su mandato, en el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) para que concediera créditos a la constructora Odebrecht, que desarrolla obras en América latina y África.
Fuente: Lanacion.com.ar