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"La grieta me tocó a mí como uno de los principales victimarios de esa agresión. Entonces un colaborador me propuso por qué no incorporaba una armonizadora budista que me iba a hacer bien. Y la verdad que me hizo mucho bien, mucho". La confesión es de Mauricio Macri y no deja lugar a dudas.
El líder del PRO encontró en la práctica del Dharma un refugio para preservarse de los efectos nocivos de una división política que lo muestra como el máximo opositor al gobierno nacional. Para eso recurrió a una maestra con la que -desde hace dos años- mantiene sesiones de dos horas en las que lee, conversa y liberas sus chakras.
"Una armonizadora budista es una líder que te ayuda a reflexionar y después te genera, a través de los cuencos tibetanos y de los gongs, una capacidad de adentrarte en vos mismo y de conectarte con áreas tuyas de tu cerebro que tal vez no utilizás”, explicó el jefe de Gobierno en una entrevista con Magdalena Ruiz Guiñazú en el Diario Perfil. "Me ayudó a conocerme a mí mismo mucho más, me ayudó a liberar energías. La armonizacion me hizo mucho bien", remarcó.
El adiestramiento en el Dharma es un método que apunta a cultivar la paz y la felicidad interior para protegerse del sufrimiento y mejorar así la calidad de vida.
Las sesiones no son diarias ni tienen horario fijo; en ellas se trabaja para alcanzar el autoconocimiento. Lo que no trascendió es el nombre de la maestra budista. La mujer prefiere mantenerse en el anonimato, sólo se sabe que es argentina y que vive en Buenos Aires.
El tema tomó estado público durante la semana, aunque de manera errónea: se habló de que Macri veía a una pitonisa ecuatoriana que le había sugerido Jaime Durán Barba. El Frente para la Victoria aprovechó el dato y Carlos Zannini chicaneó públicamente al jefe de Gobierno. "No se gana una elección porque te aconsejó una bruja", dijo el compañero de fórmula de Daniel Scioli. En el PRO prefieren respirar y soltar.
Fuente: Infobae.com