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Uruguay prevé cerrar el año como el país con mayor porcentaje de energía eólica en su matriz eléctrica a nivel mundial, una meta lograda a una década de que volteó hacia los aerogeneradores para restar su dependencia al petróleo externo, dijeron a Xinhua representantes del sector energético.
El presidente de la Asociación Uruguaya de Energía Eólica (AUDEE), Fernando Schaich, explicó que la veintena de parques eólicos que operan o están en construcción en el país sumarán a final de año una potencia de 1.400 Megawatts (mw), la cual representará el 35 por ciento de su matriz eléctrica.
Uruguay espera desbancar de la primera posición mundial a Dinamarca, que por ahora es el país donde las turbinas eólicas aportan más a su oferta eléctrica, con un 32 por ciento, según mediciones de empresas del sector.
"En muy pocos años Uruguay pasó de no tener prácticamente eólica a ser un líder", dijo el líder de la asociación que agrupa a las empresas eólicas del país sudamericano.
La llamada revolución eólica uruguaya ha llevado al pequeño país sudamericano, con sólo 3,4 millones de habitantes, a tener a partir de 2007 decenas de aerogeneradores en parques instalados o a punto de construirse en al menos 11 de sus 19 departamentos (provincias), la mayoría en la zona sur y centro.
"En muy pocos años Uruguay pasó de no tener prácticamente eólica a ser un líder", dijo el líder de la asociación que agrupa a las empresas eólicas del país sudamericano.
Schaich explicó que el acelerado crecimiento inició tras una política del Estado para explotar las energías eólica, solar y de biomasa, que son renovables, y de una apertura a las inversiones privadas.
"La que por lejos avanzó más fue la eólica por razones obvias porque Uruguay es un lugar muy fácil para la eólica, es uniforme y con buen recurso", señaló el presidente de la AUDEE tras participar en el congreso "México Wind Power 2016".
Detrás de los parques que producen electricidad para venderla al gobierno se encuentran inversionistas uruguayos, españoles, alemanes, franceses e italianos, aunque la empresa estatal Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas (UTE) también cuenta con centrales propias, expuso Schaich.
La política energética, avalada por el Parlamento en 2010, tuvo la finalidad de diversificar la matriz para reducir la dependencia de combustibles para la producción de energía, los cuales el país importa porque carece de petróleo.
"Uruguay compraba energía eléctrica a Argentina y llegó a importarla, en un momento, a 400 dólares el megavatio hora. Hoy con la eólica la compra a 63 dólares el megavatio hora", subrayó el presidente de la AUDEE.
Ahora Uruguay exporta energía, además de que la revolución eólica impulsó a compañías constructoras y desarrolladoras de proyectos, dijo por su parte Leonardo Barragán, director de ventas de la firma Ventus, una empresa de ingeniería líder en el sector eólico uruguayo.
"Actualmente Uruguay está exportando energía eólica, con la crisis energética de Argentina se ha dado una oportunidad para el país", manifestó Barragán, también entrevistado en el marco del congreso llevado a cabo en la Ciudad de México.
Ventus, firma que ha participado en el desarrollo de proyectos, construcción u operación de unos 11 parques, según su información, es una muestra de las oportunidades que ha traído consigo el crecimiento de la energía eólica para los empresarios uruguayos.
Barragán expuso que la empresa, fundada en 2010, cuenta ahora con oficinas en Argentina, Bolivia, y está por abrir una en México, aparte de que tiene subsidiarias en Perú, Panamá y en un futuro en Colombia.
"El mercado eólico uruguayo está llegando a su saturación y no será posible ofertar nuevos parques eólicos dentro de muy poco porque todos los megas posibles han sido licitados".
"Nosotros no tenemos mucho más negocio en Uruguay salvo la operación y mantenimiento, que es muy importante para nosotros, por eso hemos comenzado un proceso de internacionalización", explicó el directivo de la empresa.
Schaich, el presidente de AUDEE, indicó que el impulso a los proyectos eólicos ha abaratado el costo del abastecimiento de la energía que el Gobierno compra para suministrarla a la población, aunque la tarifa a los usuarios se fija a partir de factores fiscales e inflacionarios.
"No se ha reflejado (un menor costo) tanto como se hubiera querido en la tarifa final para el usuario pero el costo de abastecimiento bajó notoriamente", concluyó el dirigente de los empresario eólicos.