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El chef Dante Liporace nunca imaginó dar dos pasos de gigante en tan poco tiempo. Con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia, se erigió como el encargado de la cocina de la Casa Rosada, y al poco tiempo, gracias a esa condición y también a modo de reconocimiento por su labor, fue una pieza en el agasajo a Barack Obama y su esposa Michelle en la histórica visita al país.
Pero ahora Dante también tomó la posta en la Dirección Ejecutiva de Comunicación Turística del Ente de Turismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que dirige Gonzalo Robredo, como asesor de gastronomía.
La gran pregunta que la prensa le hizo a Liporace fue cómo hizo para lograr tales desembarcos, y en ese punto él hizo valer su reconocimiento profesional a nivel latinoamericano, pues recordó que este año en un acto en la Usina del Arte la Ciudad de Buenos Aires fue designada como Capital Iberoamericana de la Cultura 2017 y que allí muchos periodistas y personalidades del ámbito regional le pidieron que les tendiera una mano para conseguir espacios en los eventos a realizarse el año próximo.
Comentó sobre esto que lo llamaron desde Turismo y Robredo le pidió por tales los contactos. "Obviamente lo hago si laburo para vos, les dije. Sino, ¿cuál es la gracia de traerte a todos mis contactos?", relató Liporace a la prensa. Y así fue que recaló en el Ente como responsable del área de Gastronomía.
¿Cómo hizo Liporace para para llegar a la Casa Rosada? Según contó, fue una de las satisfacciones que le dio trabajar en el restaurante Tarquino, ubicado en Recoleta, del cual estaba a cargo. "Tarquino era de los dos bandos, iban tanto los K como gente del Pro". "Y un día me llamaron de la Secretaría General de Presidencia de la Nación para que viera la cocina. Me encontré con un desastre", relató.
Su vida cambió cuando se le acercó alguien y le pasó lo siguiente: "Me dijeron: '¿Te interesa agarrar esto?' Mi primer comentario fue: 'No puedo agarrar esto para hacer un Tarquino porque no tiene nada que ver'. Y ahí me dijeron: 'Lo que queremos es profesionalizar la cocina'. Ahí acepté. Las condiciones eran que me dejaran llevar a dos cocineros, que después tomaron como empleados".
Sobre sus labores sostuvo que en Turismo tiene un salario de 15.000 pesos como parte del personal de planta, mientras que en la Rosada cobra como pequeño contribuyente: "Yo soy monotributista y les facturo por mes. Presento mi factura todos los meses y me pagan. La gente de la cocina sí, es gente que estaba con ellos. Son empleados del Estado".