Durante mucho tiempo se ha investigado cómo la ingesta de ciertos nutrientes puede afectar los procesos cognitivos (aprendizaje, memoria, atención, toma de decisiones, entre otras) y también las emociones. La manera en que las personas se alimentan puede tener efectos beneficiosos o adversos en la salud cerebral. Por ejemplo, durante las etapas de gestación y lactancia se produce el mayor crecimiento del cerebro y por ello la nutrición juega un rol fundamental en su desarrollo.
Este es el caso del ácido docosahexaenoico (DHA) que posee funciones moduladoras en el hipocampo, región del cerebro directamente relacionada con el funcionamiento de la memoria. Este ácido omega-3 aumenta los niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro, una proteína involucrada en la formación de neuronas en la etapa prenatal y durante la adultez; implicada además en la plasticidad cerebral, siendo vital para el aprendizaje, la memoria, la cognición y la protección contra el deterioro cognitivo.
Como el caso del DHA, existen otros nutrientes que también pueden facilitar los procesos cognitivos, como los ácidos grasos poliinsaturados (omega-3 y omega-6), vitaminas del complejo B, D y E, cúrcuma, minerales como calcio, zinc y selenio. Por el contrario, dietas con altas concentraciones de grasas trans, saturadas y colesterol se asocian a un aumento en el riesgo del deterioro cognitivo.
La regulación de la ingesta de alimentos se encuentra a cargo de diversas regiones cerebrales, conformando sistemas que son los mismos que participan en las funciones cognitivas. Una falla en estos sistemas afecta la forma en que un individuo elige su alimentación, llevándolo por ejemplo a consumir alimentos de manera compulsiva. Una vez establecidos los trazos de memoria y consolidado el aprendizaje de la utilización de una dieta, las posibilidades de sustituirla se reducen.
La alimentación puede tener efectos beneficiosos o adversos en la salud cerebral. Durante las etapas de gestación y lactancia se produce el mayor crecimiento del cerebro y por ello la nutrición juega un rol fundamental.
Por ello es importante que desde edades tempranas se incorpore el aprendizaje de un patrón de hábitos saludables mediante estrategias motivacionales, como la presentación de los alimentos, colores y cantidades con el fin de establecer una alimentación balanceada y variada que promuevan beneficios a futuro.
El interés creciente en el neurodesarrollo y la protección contra el deterioro cognitivo, motiva a la industria láctea a desarrollar nuevos productos con nutrientes que favorezcan y preserven la salud cerebral.
Fuente: www.inti.gob.ar