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Junto al navegante Fred Noonan, y tras numerosas pruebas, se lanzó en la arriesgada aventura en junio de 1937 cuando voló desde Miami rumbo a Puerto Rico. Posteriormente haría una escala en Venezuela para luego llegar a África. Pakistán, India, Birmania, Tailandia y Singapur fueron otras de sus paradas.
Todo iba de acuerdo al plan hasta que finalmente la aeronave desapareció misteriosamente sobre el Océano Pacífico sin dejar ningún rastro. La información oficial determinó que el avión se estrelló en el mar.
A pesar de que los restos del fuselaje jamás fueron encontrados, nuevas pruebas parecen evidenciar que el destino de Earhart fue bastante diferente al que se pensaba.
Tal como recoge el sitio de actualidad Seeker, los expertos piensan que el avión podría haber aterrizado en una isla del archipiélago de Kiribati, situada en la zona central oeste del Pacífico, al noreste de Australia.
Es en esta isla remota en donde la mujer habría llegado con vida aunque posteriormente fallecería por hambre y sed. La evidencia que impulsó con fuerza esta teoría es el hallazgo de restos de un avión además de huesos humanos en la isla.
Cabe precisar que los restos humanos fueron descubiertos en 1940, aunque en aquella época se descartó que correspondieran a los de Earhart ya que se pensaba que eran los de un hombre.
No obstante, las recientes pruebas -apoyadas por la International Group for Historic Aircraft Recovery– han hecho pensar a los científicos que podrían ser compatibles con los de una mujer alta y robusta, tal como lo era la piloto.
Además sostienen que entre el 2 y 6 de julio de 1937 se registraron más de 100 señales de ayuda en lugares como Texas y Florida, días que coinciden con su desaparición.
Los especialistas advierten que esto no confirma en un 100% que la aeronave haya logrado aterrizar en la isla, aunque si puede significar un gran paso en la búsqueda de la respuesta definitiva.
Fuente: http://www.biobiochile.cl