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Científicos rosarinos formaron una biblioteca virtual con el "código de barras" de 90 especies de peces del Paraná medio y superior, un avance que permitirá mejorar los procesos de trazabilidad de esas especies y que brindará herramientas para optimizar los controles de gestión ambiental del recurso.
Los profesionales que integran el equipo de la plataforma de biotecnología acuática del IBR, que forma parte de un programa global de origen canadiense llamado "iBOL project", el proyecto más importante de estudio de biodiversidad a escala mundial integrado por 25 países, entre los cuales está Argentina, a través del Conicet.
En declaraciones a La Capital de Rosario, Alexis Grimberg, responsable técnico del laboratorio de acuicultura experimental, detalló: "Se busca construir un código de barras genético de todas las especies vivas del mundo, desde las bacterias hasta los seres humanos. A nosotros nos toca estudiar y relevar los peces del Paraná medio y superior".
Por su parte, el biólogo Juan Díaz, uno de los autores del trabajo, señaló que el núcleo del proyecto fue el armado de esa "biblioteca" de secuencias genéticas y que el principal aporte de esta tecnología “es poder determinar qué especie de pez es a partir de un fragmento de tejido o de aleta".
También se podrá mejorar la trazabilidad de las especies, algo clave para investigar por ejemplo eventuales fraudes alimentarios. A través de un método rápido y sencillo, se constatará si determinado productos de pescados (filets, enlatados) corresponden a la especie declarada.
Gracias a esto se facilitará la determinación de las especies, y brindará herramientas a las investigaciones arqueológicas sobre los primeros habitantes de las islas del Paraná a partir del estudio de su alimentación.
El trabajo realizado por los rosarinos obtuvo el premio a la excelencia en aplicaciones socioeconómicas del código de barras de ADN en la VI Conferencia Internacional de Códigos de Barras de la Vida realizada en Guelph, en Canadá.
Los códigos de barras genéticos sirven para identificar las especies conocidas pero también para ayudar a descubrir especies nuevas. Para que el método pueda utilizarse, el primer paso es construir una gran base de datos de todas las especies conocidas.
Durante el trabajo se detectaron unas 90 especies, un número que si bien superó las expectativas representa menos de la mitad de la especies de peces que se estima que habitan en la cuenca (más de 200).