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Negocian una nueva suba para los combustibles
Economistas y dirigentes de asociaciones de consumidores señalaron que un incremento del 10%, como el que se prevé, afectaría las expectativas inflacionarias del gobierno nacional.
Mientras el gobierno y las empresas petroleras negocian un aumento del 10% en el precio de los combustibles, economistas y dirigentes de asociaciones de consumidores cuestionan que el nuevo ajuste -sería el cuarto en el rubro desde la asunción de Mauricio Macri- no haría más que disparar la inflación a contramano del discurso oficial que prevé una baja en la aceleración de los precios para el segundo semestre del año.
El Ministerio de Energía y Minería, a cargo de Juan José Aranguren, y las principales empresas del sector mantienen reuniones para fijar un nuevo precio de las naftas. La última suba se había producido a comienzos de abril cuando se autorizaron aumentos del 6%. Ahora se estudia un ajuste en los surtidores del 10% que comenzaría a regir a partir del domingo 1º de mayo.
Desde la cartera conducida por Aranguren, ex CEO de Shell Argentina, expresaron que aún no hay 'ningún anuncio oficial' al respecto pero ayer circuló con fuerza en el mercado que se vendría un nuevo ajuste en los valores de los combustibles líquidos.
Según pudo averiguar este diario, las negociaciones existen y el fin de semana podrían aplicarse los aumentos en las naftas (hoy en Capital la nafta super de YPF ronda los $15,50).
Fernando Blanco Muiño, ex dirigente de una ONG y actual titular de la Defensoría Nacional del Consumidor, admitió a este medio que el incremento en los combustibles 'genera preocupación pero confiamos que en el segundo semestre del año tienda a aflojar la inflación y las variables se acomoden'.
En tanto, Pedro Busetti, titular de la asociación DEUCO, advirtió que las subas 'impactarán en el costo de los fletes y, como pasó con los ajustes de las tarifas, todo irá a los precios' al referirse al impacto que tendrán sobre el costo de vida.
En este sentido, el dirigente observó contradictoria la determinación del gobierno de querer bajar la inflación y, al mismo tiempo, negociar nuevas subas en los combustibles. 'No colabora con la decisión que dice tener el gobierno de bajar la inflación, además del perjuicio que conlleva a quienes se movilizan en auto o trabajan como conductores', al tiempo que consideró que 'es un indicador negativo y también contradictorio con el precio internacional del petróleo: en todo el mundo baja y acá aumenta'.
Busetti explicó que 'lo que ocurre es que el gobierno continúa alimentando rentabilidad de los petroleros subsidiando un precio artificial del barril para el mercado interno -aquí se cotiza a 60 dólares cuando en el mundo oscila los 40- y autorizando subas en las naftas', una política, que aseguró, la termina financiando el consumidor en el surtidor.
Por su parte, el economista peronista Eduardo Curia declaró que 'hay una tensión en estos últimos meses donde por un lado se busca bajar la inflación y por el otro, se recomponen los precios relativos. La combinación resulta incómoda porque estas correcciones, como la de los combustibles, se suman a una inercia que choca con el objetivo de desacelerar los precios'.
A su entender, falta coherencia en el equipo económico para llevar adelante el plan de gobierno. 'En el algún momento el gobierno deberá tener una mayor coherencia ya que falta coordinación al manejo de la política económica en general. No puedo considerar que no se ocupe del tema energético el que tiene a su cargo el manejo de la economía. Cuando veo roces por el tema de las tasas de interés (hoy en 38%) entre el Banco Central /Federico Sturzenegger) y Hacienda (Alfonso Prat-Gay), mi sospecha es que hay una desconexión entre los distintos ministerios', concluyó. Emiliano Russo